VenePirámides
El aumento de 27,6% que registró el índice nacional de precios al consumidor en 2011, según el Banco Central, colocó otra vez a Venezuela como el país con la inflación más elevada en América Latina y con una de las más altas del mundo.
La tasa a la que aumentaron los precios el año pasado quintuplicó al promedio de las principales economías de la región (5,4%) y cuadruplicó la inflación esperada por el Fondo Monetario Internacional para los países emergentes y en desarrollo (7,5%).
El Gobierno atribuye el problema inflacionario a la especulación del sector privado como lo demuestra la implementación de la Ley de Costos y Precios Justos, dirigida a ampliar la regulación vigente desde 2003 para productos básicos hacia una gama más diversa de bienes y servicios. Los economistas creen que hay otras razones: emisión de dinero inorgánico, endeudamiento externo creciente, financiamiento monetario del déficit fiscal. Advierten que Venezuela repite las prácticas que hace tres décadas llevaron a Argentina, Bolivia, Brasil y Perú a tener hiperinflación.
Sus argumentos provienen de las cifras oficiales. La liquidez creció 18,4% en términos reales en 2011. "Este desbordamiento monetario no lo veíamos en Venezuela desde 1990, cuando hubo un alza de 19,5%", recuerda el economista Francisco Faraco.
"Todos los economistas, desde principios del siglo XX, están de acuerdo en que hay una relación directa entre el dinero en circulación y los precios.
Sobre todo cuando la oferta de bienes y servicios no se incrementa al mismo ritmo de la liquidez", agrega.
Financiando al Gobierno Lo más grave, apunta Faraco, es que el crecimiento del dinero en circulación no se correspondió con un aumento de las reservas internacionales. El saldo de 29,9 millardos de dólares que había al 30 de diciembre representa una caída de 1,4% con respecto al cierre de 2010.
Las reservas, además, equivalen a 128,6 millardos de bolívares calculados al tipo de cambio oficial de 4,3 bolívares por dólar, mientras que la liquidez estaba en 444,9 millardos de bolívares al término de 2011, lo cual arroja una paridad muy superior.
El incremento del circulante tampoco estuvo relacionado con una devaluación, como en 1990. "Es una emisión de dinero típicamente inorgánica.
Hay un financiamiento monetario del déficit fiscal, que pasa cuando el Gobierno pierde todo mecanismo de contención del gasto".
Pedro Palma, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, coincide con Faraco. "El aumento de 53% que tuvo la base monetaria entre la tercera semana de octubre y la segunda de diciembre se debió principalmente a un incremento de las deudas de Pdvsa con el BCV".
Indica que el hecho de que la petrolera recurra al instituto emisor, además de confirmar que el BCV financia el déficit fiscal, demuestra que Pdvsa está en una situación financiera apretada por el saqueo al que la somete el Gobierno.
"La compañía tiene que mandar más de 500.000 barriles diarios de crudo y derivados a países como China y Cuba, sin recibir un centavo a cambio porque se trata del pago de compromisos adquiridos. Sin embargo, el Fisco le cobra regalías e impuestos por esos envíos", señala.
Cambios peligrosos La Constitución de 1999 prohibió que el BCV financiara el déficit fiscal para evitar situaciones inflacionarias como las ocurridas en otras naciones.
Pero las modificaciones de la ley del instituto emisor, impulsadas por el Gobierno, van en la dirección contraria.
Efraín Velásquez, presidente del Consejo de Economía Nacional, asegura que los cambios legales son los que han permitido que el BCV financie el gasto gubernamental. El primero se produjo en 2002, cuando surgió el concepto de utilidades cambiarias.
Luego vino la reforma de 2005, que eliminó la obligación de Pdvsa de vender todas las divisas petroleras al Banco Central, creó el Fondo de Desarrollo Nacional e introdujo los conceptos de reservas adecuadas y excedentarias. "Básicamente estableció una estructura de financiamiento paralelo", expresa Velásquez.
Palma dice que lo más grave de esta modificación son los aportes del BCV al Fonden. Sobre todo porque ha sido costumbre que, en los últimos días de cada año, el mecanismo venda divisas al instituto emisor para aumentar las reservas y que, en enero, reciba el saldo excedentario sin pagar compensación alguna.
El 30 de diciembre de 2011 las reservas subieron 2,5 millardos de dólares y ahora bajarán casi 3 millardos porque el presidente Hugo Chávez anunció que el nivel adecuado es 26,9 millardos de dólares. "Es una forma descarada de crear dinero inorgánico", afirma.
Otro cambio, igual de grave, es el que se produjo en 2010 para permitir que el BCV adquiera bonos de organismos públicos no centralizados. Velásquez señala que esta modificación abrió las puertas para el financiamiento no sólo de Pdvsa, sino también de Sidor, programas agrícolas y proyectos de vivienda.
El factor petróleo Los economistas insisten en que Venezuela repite los errores de otros países. "Estos esquemas de financiamiento al gasto gubernamental implican aumentos de la liquidez y mantienen la inflación alta", destaca Velásquez. "Son prácticas tremendamente peligrosas", añade Palma.
Descartan, sin embargo, que se produzca un proceso de hiperinflación como el experimentado en América Latina en el pasado reciente: las tasas anualizadas de incrementos de precios llegaron a 2.700% en Brasil (1993), 8.000% en Bolivia (1985) y Perú (1990) y 14.000% en Nicaragua (1989).
"Esos países colapsaron porque no tenían divisas para afrontar el problema. En Venezuela tenemos una vacuna que es el petróleo, que garantiza recursos para las importaciones (sumaron 45 millardos de dólares en 2011) y otorga una capacidad de endeudamiento importante", refiere Faraco.
Palma está de acuerdo en que los ingresos petroleros funcionan como una válvula de escape porque permiten elevar la oferta de bienes, con productos importados, para atender el crecimiento de la demanda provocado por la expansión monetaria.
Pero aclara que el factor petrolero sólo tiene un efecto parcial. "Puede evitar incrementos de precios anuales de cuatro dígitos, pero no que sigamos con una de las tasas más altas del mundo. Porque lo que el Gobierno ha montado es una economía inflacionaria".
Faraco agrega que el problema es la insostenibilidad del modelo económico. "Hasta cuándo podemos llegar con estos niveles de consumo. Lo que estamos es despilfarrando los ingresos petroleros. Las consecuencias las pagarán los venezolanos de mañana", según reportó el diario El Nacional.
El aumento de 27,6% que registró el índice nacional de precios al consumidor en 2011, según el Banco Central, colocó otra vez a Venezuela como el país con la inflación más elevada en América Latina y con una de las más altas del mundo.
La tasa a la que aumentaron los precios el año pasado quintuplicó al promedio de las principales economías de la región (5,4%) y cuadruplicó la inflación esperada por el Fondo Monetario Internacional para los países emergentes y en desarrollo (7,5%).
El Gobierno atribuye el problema inflacionario a la especulación del sector privado como lo demuestra la implementación de la Ley de Costos y Precios Justos, dirigida a ampliar la regulación vigente desde 2003 para productos básicos hacia una gama más diversa de bienes y servicios. Los economistas creen que hay otras razones: emisión de dinero inorgánico, endeudamiento externo creciente, financiamiento monetario del déficit fiscal. Advierten que Venezuela repite las prácticas que hace tres décadas llevaron a Argentina, Bolivia, Brasil y Perú a tener hiperinflación.
Sus argumentos provienen de las cifras oficiales. La liquidez creció 18,4% en términos reales en 2011. "Este desbordamiento monetario no lo veíamos en Venezuela desde 1990, cuando hubo un alza de 19,5%", recuerda el economista Francisco Faraco.
"Todos los economistas, desde principios del siglo XX, están de acuerdo en que hay una relación directa entre el dinero en circulación y los precios.
Sobre todo cuando la oferta de bienes y servicios no se incrementa al mismo ritmo de la liquidez", agrega.
Financiando al Gobierno Lo más grave, apunta Faraco, es que el crecimiento del dinero en circulación no se correspondió con un aumento de las reservas internacionales. El saldo de 29,9 millardos de dólares que había al 30 de diciembre representa una caída de 1,4% con respecto al cierre de 2010.
Las reservas, además, equivalen a 128,6 millardos de bolívares calculados al tipo de cambio oficial de 4,3 bolívares por dólar, mientras que la liquidez estaba en 444,9 millardos de bolívares al término de 2011, lo cual arroja una paridad muy superior.
El incremento del circulante tampoco estuvo relacionado con una devaluación, como en 1990. "Es una emisión de dinero típicamente inorgánica.
Hay un financiamiento monetario del déficit fiscal, que pasa cuando el Gobierno pierde todo mecanismo de contención del gasto".
Pedro Palma, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, coincide con Faraco. "El aumento de 53% que tuvo la base monetaria entre la tercera semana de octubre y la segunda de diciembre se debió principalmente a un incremento de las deudas de Pdvsa con el BCV".
Indica que el hecho de que la petrolera recurra al instituto emisor, además de confirmar que el BCV financia el déficit fiscal, demuestra que Pdvsa está en una situación financiera apretada por el saqueo al que la somete el Gobierno.
"La compañía tiene que mandar más de 500.000 barriles diarios de crudo y derivados a países como China y Cuba, sin recibir un centavo a cambio porque se trata del pago de compromisos adquiridos. Sin embargo, el Fisco le cobra regalías e impuestos por esos envíos", señala.
Cambios peligrosos La Constitución de 1999 prohibió que el BCV financiara el déficit fiscal para evitar situaciones inflacionarias como las ocurridas en otras naciones.
Pero las modificaciones de la ley del instituto emisor, impulsadas por el Gobierno, van en la dirección contraria.
Efraín Velásquez, presidente del Consejo de Economía Nacional, asegura que los cambios legales son los que han permitido que el BCV financie el gasto gubernamental. El primero se produjo en 2002, cuando surgió el concepto de utilidades cambiarias.
Luego vino la reforma de 2005, que eliminó la obligación de Pdvsa de vender todas las divisas petroleras al Banco Central, creó el Fondo de Desarrollo Nacional e introdujo los conceptos de reservas adecuadas y excedentarias. "Básicamente estableció una estructura de financiamiento paralelo", expresa Velásquez.
Palma dice que lo más grave de esta modificación son los aportes del BCV al Fonden. Sobre todo porque ha sido costumbre que, en los últimos días de cada año, el mecanismo venda divisas al instituto emisor para aumentar las reservas y que, en enero, reciba el saldo excedentario sin pagar compensación alguna.
El 30 de diciembre de 2011 las reservas subieron 2,5 millardos de dólares y ahora bajarán casi 3 millardos porque el presidente Hugo Chávez anunció que el nivel adecuado es 26,9 millardos de dólares. "Es una forma descarada de crear dinero inorgánico", afirma.
Otro cambio, igual de grave, es el que se produjo en 2010 para permitir que el BCV adquiera bonos de organismos públicos no centralizados. Velásquez señala que esta modificación abrió las puertas para el financiamiento no sólo de Pdvsa, sino también de Sidor, programas agrícolas y proyectos de vivienda.
El factor petróleo Los economistas insisten en que Venezuela repite los errores de otros países. "Estos esquemas de financiamiento al gasto gubernamental implican aumentos de la liquidez y mantienen la inflación alta", destaca Velásquez. "Son prácticas tremendamente peligrosas", añade Palma.
Descartan, sin embargo, que se produzca un proceso de hiperinflación como el experimentado en América Latina en el pasado reciente: las tasas anualizadas de incrementos de precios llegaron a 2.700% en Brasil (1993), 8.000% en Bolivia (1985) y Perú (1990) y 14.000% en Nicaragua (1989).
"Esos países colapsaron porque no tenían divisas para afrontar el problema. En Venezuela tenemos una vacuna que es el petróleo, que garantiza recursos para las importaciones (sumaron 45 millardos de dólares en 2011) y otorga una capacidad de endeudamiento importante", refiere Faraco.
Palma está de acuerdo en que los ingresos petroleros funcionan como una válvula de escape porque permiten elevar la oferta de bienes, con productos importados, para atender el crecimiento de la demanda provocado por la expansión monetaria.
Pero aclara que el factor petrolero sólo tiene un efecto parcial. "Puede evitar incrementos de precios anuales de cuatro dígitos, pero no que sigamos con una de las tasas más altas del mundo. Porque lo que el Gobierno ha montado es una economía inflacionaria".
Faraco agrega que el problema es la insostenibilidad del modelo económico. "Hasta cuándo podemos llegar con estos niveles de consumo. Lo que estamos es despilfarrando los ingresos petroleros. Las consecuencias las pagarán los venezolanos de mañana", según reportó el diario El Nacional.
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