lunes, 31 de marzo de 2014

Thor Halvorssen demanda a Derwick Associates (y acusa a Diosdado Cabello y a Banesco Panamá de lavar $ 50 millones)

VenePirámides 
El Nuevo Herald reportó que el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, recibió al menos $50 millones en sobornos de una empresa que obtuvo jugosos contratos del país petrolero, según se desprende de una demanda presentada en una corte de Miami. La demanda —presentada contra Derwick Associates Corporation, Derwick Associates USA, y sus dueños— alega que decenas de millones de dólares fueron pagados por debajo de la mesa a altos funcionarios del régimen de Caracas para que estos aceptaran los enormes sobreprecios facturados para la realización de las obras. Los demandados, quienes han estado a cargo de varios proyectos de electrificación en Venezuela, sostienen que las acusaciones formuladas en la demanda son absolutamente falsas. Pero la demanda por difamación, introducida por el periodista y activista Thor Halvorssen Mendoza, sostiene que las acusaciones contra Derwick y los funcionarios venezolanos provienen de ex empleados de la empresa con conocimiento sobre las operaciones. “Las actividades ilícitas de los acusados han sido personalmente confirmadas por uno o más ex empleados de Derwick”, declara uno de los documentos presentados en el caso. “Uno o más ex empleados han confirmado que Derwick ofreció sobornos por montos de al menos decenas de millones de dólares a uno o más funcionarios venezolanos, incluyendo un pago de $50 millones a Diosdado Cabello-Rondón”, señala el demandante en los documentos de corte. Esos montos habrían sido pagados a cambio de contratos públicos que los funcionarios sabían brindaban oportunidades de sobrefacturación, señalan los documentos. “Los pagos fueron realizados a compañías con sede en Panamá con cuentas de Banesco en Panamá […] Esos pagos substanciales de sobornos fueron realizados a funcionarios para que las autoridades venezolanas se hicieran de la vista gorda con la sobrefacturación de los demandados”, sostienen los documentos. Esta no es la primera vez que Cabello es implicado en operaciones de enriquecimiento ilícito. Según documentos del Departamento de Estado y de la firma de servicios de inteligencia privada Stratfor filtrados por WikiLeaks, el presidente de la Asamblea Nacional encabeza uno de los grandes polos de corrupción en Venezuela. Halvorssen demandó a Derwick y a sus dueños —Leopoldo Betancourt, Pedro Trebbau y Francisco D’Agostino— acusándolos de dañar su reputación tras enviar cartas a Forbes.com y el sitio de noticias en internet Huffington Post que ponían en tela de juicio su integridad y profesionalismo, según los documentos introducidos en la corte. Joe DeMaria, abogado de los demandados, dijo que los alegatos presentados por Halvorssen son totalmente falsos. “Mis clientes construyen plantas eléctricas. Suministran electricidad a millones de venezolanos. Thor Halvorssen no construye nada. Es un bloguero engreído que se esconde detrás de su denominada Fundación de Derechos Humanos”, declaró DeMaria, de la firma Tew-Cardenas, en un correo electrónico. “Su modelo de negocios, como los de muchos blogueros de mala fama, es amenazar con la denuncia a empresarios exitosos. Mis clientes se rehúsan a dejarse intimidar con las amenazas. Y ahora él alega que mis clientes perjudicaron su negocio al defenderse de sus amenazas”, agregó DeMaria. Los pagos de sobornos a altos funcionarios del gobierno se ha vuelto una práctica común para operar en Venezuela, según Transparencia Internacional, ONG que coloca al país sudamericano como el más corrupto del hemisferio después de Haití. Y Cabello —quien es uno de los dirigentes más influyentes del régimen de Nicolás Maduro— ha sido denunciado en más de una ocasión de estar involucrado en participar en prácticas de enriquecimiento ilícito. Según informes elaborados por la embajada estadounidense en Caracas divulgados en el 2012 por WikiLeaks, Cabello es el eje central de “uno de los tres principales centros de corrupción” cercanos o dentro del gobierno bolivariano. “El segundo polo, que opera en el sector petrolero, está asociado con el ministro de petróleo y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, y el tercero, que opera en el sector de distribución de alimentos, está asociado con el Rey de Mercal, Ricardo Fernández”, según un cable elaborado por la embajada en el 2009. En otro cable de WikiLeaks, los funcionarios de la embajada reportaron que Cabello, en asociación con otros antiguos militares chavistas, estaba “ampliando su red de corrupción” al servicio financiero, con la compra de varios bancos pequeños y aseguradoras. Asimismo, los cables nombran al presidente de la Asamblea Nacional como “el padrino” y el “socio en las sombras” de varias de las compañías portuarias del país.

domingo, 30 de marzo de 2014

Venezuela: el país con menor libertad económica (y el dolar @68)

VenePirámides 
El país del mundo con la menor libertad económica, según la clasificación del Instituto Fraser, es Venezuela, que cierra la clasificación en el puesto 152. Según recoge el Instituto de Estudios Económicos (IEE), en la última clasificación de este índice publicado en 2013, pero referido a la situación de 2011, los dos primeros lugares corresponden a Hong Kong y Singapur. Nueva Zelanda, Suiza, Emiratos Árabes Unidos, Mauricio, Finlandia, Bahréin, Canadá y Australia completan la lista de los diez primeros países. Entre los veinte mejores clasificados destacan también Reino Unido (puesto 12), Dinamarca (14), Estados Unidos (17), Alemania (19) e Irlanda (20). España, que el informe anterior ocupaba el puesto 34, se sitúa en esta nueva edición en la posición 32, muy cerca de Suecia, los Países Bajos y Noruega, y por delante de países como Francia (40) y Bélgica (42), entre otros. No obstante, el IEE recuerda que la posición de España, referida a la situación de 2011, todavía no refleja las reformas realizadas por el actual Gobierno encaminadas a dotar a la economía de mayor libertad. El país del mundo con la menor libertad económica, según la clasificación del Instituto Fraser, es Venezuela, que cierra la clasificación en el puesto 152. También están entro los peores clasificados: Italia, en el puesto 83, seguida de Grecia (85) y Eslovenia (97) según reportó el diario El Mundo Economía y Negocios.

sábado, 29 de marzo de 2014

Maduro y Merentes deciden vender el sofá (y el dolar @68)

VenePirámides 
El presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), Nelson Merentes, dijo que el Gobierno no quiere que el índice de escasez se convierta en un dato "político". "El índice de escasez lo debe tener el Gobierno, no es un índice político. Nosotros le estamos suministrando al ejecutivo la información correspondiente. No queremos que los índices se conviertan en índices políticos que favorezcan a unos y perjudiquen a otros, así que vamos a vender el sofá", dijo. Al ser consultado sobre si esto significa que el ente emisor no informará más al público el nivel de escasez de productos, Merentes se negó a responder. El último dato de escasez que el BCV dio a conocer fue el de enero pasado, cuando se situó en 28%, el nivel más elevado en los últimos seis años. En el reporte correspondiente al mes pasado no se incluyó el índice. La falta de bienes se ha sumado al acelerado ritmo de avance de los precios al consumidor como una de las mayores preocupaciones del Ejecutivo nacional, según reportó el diario El Universal.

viernes, 28 de marzo de 2014

Sicad II: Mucha bomba pa' tan poco chicle (y el dolar @68)

VenePirámides 
Este lunes arrancó el Sistema Cambiario Alternativo de Divisas (Sicad II) y en dos días de operaciones la oferta de dólares para atender los requerimientos de las empresas y de los particulares ha sido insuficiente. A mediados de mes el vicepresidente para el Área Económica, Rafael Ramírez, aseguró que "venderemos lo que necesite la economía", pero en el arranque de operaciones la disponibilidad de divisas ha sido limitada. En la primera jornada, la oferta fue aportada por el sector privado, pero en la de ayer además de las industrias participaron de manera puntual el Banco Central de Venezuela (BCV) y la banca pública, sin embargo, se conoció que los montos colocados no cubrieron las necesidades. Ante esa baja oferta, el instituto emisor, que se encarga de administrar el sistema, al momento de realizar las adjudicaciones de las divisas asignó menos de las cantidades solicitadas. Por ejemplo, si una empresa presentó una postura por 5 millones de dólares, al final terminó recibiendo 3 millones de dólares. Situación similar se registró con las peticiones de los particulares. Operadores consultados explicaron que la demanda tanto de empresas como de personas naturales ha sido muy elevada y calculan que ha superado los 300 millones de dólares, pero la oferta no ha llegado a 20% de ese monto. El Ejecutivo no ha precisado de cuánto disponen para atender este mercado alterno, solamente han reiterado que tienen bonos y efectivo para suplir. Bancas de inversión han estimado que la oferta podría alcanzar los 10 millardos de dólares y ello incluiría bonos y una parte del flujo de ingresos de Pdvsa. Los fondos que se colocarán en el Sicad II son adicionales al presupuesto de divisas de este año. Las autoridades han reiterado que para la demanda de divisas del Cencoex se contemplan más de 31 millardos de dólares y para el Sicad I se distribuirían 11,4 millardos de dólares. El Sicad II ha implicado una nueva devaluación en un lapso de 13 meses. El tipo de cambio ponderado del mercado ayer fue de 51,58 bolívares. Fuentes financieras indicaron que las operaciones estuvieron en el rango de 51 y 55 bolívares por dólares y agregaron que para definir el parámetro de las cotizaciones el ente emisor está aplicando una metodología que no ha sido explicada. Aquellos que nuevamente realizaron posturas a una paridad superior a 55 bolívares o inferior a 50 bolívares no recibieron las divisas solicitadas. En el primer día de operaciones los clientes de una institución financiera hicieron posturas muy por debajo de 50 bolívares y no se les adjudicó nada. Con esta nueva paridad, la actividad económica ahora se rige por tres tipos de cambio con amplios diferenciales. Según lo indicado por las autoridades, el Cencoex autorizará el 80% de las divisas para los sectores clave de la economía a la tasa de 6,30 bolívares por dólar y el Sicad I cubrirá entre 10 y 12% de los requerimientos de las industrias. El Sicad II atenderá entre 8 y 10% de la demanda. Rafael Ramírez ha expresado que ese mecanismo será "todo lo que haga falta", según reportó el diario El Universal.

jueves, 27 de marzo de 2014

No sólo de propaganda vive el hombre (y el dolar @77)

VenePirámides
Bolívar Blues, por @angelalayon
Hay dolores que necesitan confirmación, de pruebas que oficialicen un diagnóstico que no te salva, pero que permite reordenar las angustias del pasado. Un dólar oficial a 51,86 bolívares en el llamado SICAD II es la confirmación de los desequilibrios y de eso que está desequilibrado. Y todo lo que carece de equilibrio corre el riesgo de caérsenos encima. La lectura optimista es que es un paso en el camino correcto. La lectura pesimista es que es un paso, sólo un paso, en el desierto. Una lectura alternativa es que es un paso en el camino correcto, pero en la dirección equivocada. Tantas lecturas posibles nos dicen que no sabemos nada y eso es apenas una parte de lo que nos desequilibra. No es útil sentir nostalgia por el futuro. Nos hablaron de un Bolívar Fuerte, un Bolívar con nombre de superhéroe. Pero quienes así lo nombraron lo expusieron a la más cruel kryptonita que cualquier moneda puede enfrentar: la impresión de dinero inorgánico convertida en una explosión cuyos residuos ahora debilitan al Bolívar Fuerte hasta asfixiarlo. El Bolívar Fuerte también habría preferido otra muerte. La economía no soporta la ficción. El precio del dólar tampoco. Desde cualquier trinchera se puede argumentar sobre las consecuencias contables de un dólar oficial a 51,86. Que si el salario mínimo sigue siendo alto o que ahora es más bajo. Que si hoy amanecimos más pobres o que si el dólar de la oscuridad ha sido al fin derrotado. Lo cierto es que no hay cálculo económico que resista los devastadores efectos del enfrentamiento del salario contra la realidad de la caja registradora. No sólo de propaganda vive el hombre. De eufemismos también se muere.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Sector privado agoniza frente a impago de la deuda privada externa (y el dolar @72)

VenePirámides 
El sector privado insiste en el pago de la deuda por importaciones no liquidadas por ser vital para reanudar importaciones. El Gobierno nacional parece entender el mensaje y ha ofrecido a algunos sectores honrar parte de los compromisos. La Vicepresidencia Económica, dirigida por Rafael Ramírez, ofreció a empresas de sectores prioritarios como el farmacéutico o el de cuidado personal cancelar 30% de lo adeudado en un período de entre dos y cuatro semanas. "Hay un planteamiento de pagarnos un 30% y para el resto aún no hay nada concreto", afirmó un empresario del sector farmacéutico, que prefirió mantener el anonimato. De acuerdo a la versión el responsable del ofrecimiento a nombre de la Vicepresidencia Económica fue Franklin Méndez, viceministro de Energía y Petróleo. Sobre el 70% restante aún no hay ofrecimientos concretos. Otro empresario del sector farmacéutico confirmó la propuesta. "Ofrecieron pagar el 30% en efectivo y a la tasa de 6,30 bolívares por dólar", dijo. Pero la proposición también ha llegado a empresas dedicadas a la fabricación de productos de cuidado personal. "La propuesta es pagar lo que consideran casos críticos y de cosas prioritarias", afirmó un empresario. Señaló que de acuerdo a lo planteado por la Vicepresidencia Económica la prioridad es cancelar deuda asociada a importaciones de materia prima y productos terminados. "Inicialmente el pago de la deuda va a ir contra materia prima y productos terminados". A los empresarios del sector químico también les hicieron ese planteamiento. "Nosotros entregamos los casos más críticos y ellos van a ir pagando en función de eso", apuntó un empresario, que reservó su identidad. En el caso de los alimentos la propuesta que el sector agroindustrial planteó a las autoridades es la cancelación de 45% de la deuda y el resto en un plazo de seis meses. "Nos han pedido entregar cuánto es lo mínimo a pagar para reactivar la relación con los proveedores, el problema es que los proveedores han perdido la confianza y exige el pago de la deuda y los nuevos pedidos los quieren de contado", señaló un industrial vinculado a la producción de alimentos. Desde la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea) aseguran que la deuda con los proveedores es de 2,4 millardos de dólares, pero el ministro de Alimentación, Félix Osorio, dijo la semana pasada que sólo se adeudan 700 millones de dólares. "Cavidea puede decir lo que quiera, esa es la deuda que reconocemos que es la que tiene el Cencoex", dijo Osorio en rueda de prensa. Desde enero pasado cuando el Gobierno nacional anunció la modificación del esquema cambiario, se ha mostrado receloso a la hora de referirse al pago de la deuda con el sector privado. "Tenemos la responsabilidad como administradores de recursos públicos de ver el sustento de esa deuda. Vamos a discutir esa deuda. Por ejemplo, hay gente que tiene deuda hace dos años, está bien, pero ya vendió el producto. ¿A qué tasa lo vendiste? Se lo vendiste al pueblo a tasa del paralelo, entonces por qué te voy a dar más dólares preferenciales", expresó Rafael Ramírez en enero. Desde entonces varios ministerios han solicitado a las empresas entregar la información relacionada con la deuda, pero el pago no se materializa y en el mercado crece la presión debido a los altos índices de escasez que hay en diversos rubros. El propio presidente del BCV, Nelson Merentes, reconoció esta urgencia. "Tenemos meses con desabastecimiento en ciertos productos, yo alertaría que esto no puede pasar más de dos o tres meses, hay que importar rápido y bien, producir más y distribuir mejor", dijo el funcionario recientemente, según reportó el diario El Universal.

martes, 25 de marzo de 2014

SUNDEE no sabe si reconocerá mayores costos de divisas adquiridas en SICAD 2 (y el dolar @ 60)

VenePirámides 
La existencia de varias tasas de cambio amenaza a las empresas por la aplicación de la Ley Orgánica de Precios Justos para sectores cuyos precios están regulados. La semana pasada la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) se reunió con empresas del sector farmacéutico para explicar los criterios de implementación de la normativa. Entre los empresarios surgieron dudas que los voceros de la Sundde no aclararon. "Tienen una cantidad de dudas ellos mismos", afirmó uno de los empresarios que asistió al encuentro en el que también participó el ministro de Salud, Francisco Armada. Explicó que ante la posibilidad de que un producto sea importado con la tasa de 6,30 bolívares por dólar y con la tasa del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), la Sundde no aclaró los criterios a emplear para evaluar las estructuras de costos de las empresas. Aunque el sector farmacéutico tramita sus divisas a través del Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex) a la tasa oficial más baja, recientemente se realizaron subastas del Sicad en las que incluyeron productos terminados del sector farmacéutico. De acuerdo a la fuente consultada, la Intendente de Costos, Ganancias y Precios Justos, Karlin Granadillo, señaló que los impuestos municipales, las cargas parafiscales y los intereses por financiamiento o préstamos no serán reconocidos como costos asociados a la producción. La semana pasada la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar) manifestó que solicitará una revisión a los criterios de aplicación de la Ley Orgánica de Precios Justos. De acuerdo a los datos del sector farmacéutico alrededor de 1.500 productos, un tercio de los que se comercializan en el mercado local, tienen el precio congelado desde hace once años, según reportó el diario El Universal.

lunes, 24 de marzo de 2014

SICAD II arranca sin limitaciones, pero con limitaciones (y el dolar @79)

VenePirámides 
El próximo lunes 24 de marzo arrancarán las operaciones del Sicad II, dos semanas después de la publicación del convenio cambiario que detalla el funcionamiento de ese mecanismo. El Vicepresidente para el Área Económica y ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, informó que "el Sicad II comienza el 24 de marzo. Durante esta semana se han hecho las pruebas al sistema con el Banco Central de Venezuela, el Ministerio de Economía y Finanzas y la banca". "Nos hemos reunido con los operadores autorizados, la banca pública y privada y mañana tendremos otra reunión con las casas de bolsa y el resto de los operadores. La idea fundamental es iniciar las operaciones de manera "perfecta". Estamos listos para dotar a nuestra economía de este nuevo instrumento que permitirá seguir defendiendo nuestra economía y el ataque especulativo contra nuestra moneda", apuntó. En el Sicad II se contempla que las empresas y las personas naturales participen como compradores y vendedores. La paridad fluctuará y no habrá montos prefijados para la adquisición de las divisas. La oferta del sistema serán bonos y efectivo de Pdvsa, el BCV, las empresas públicas que autorice el Ministerio de Finanzas, las empresas privadas y las personas naturales. En declaraciones a VTV, Rafael Ramírez, expresó que para comenzar las operaciones "hay una cantidad de recursos importante. Vamos a ver la demanda, pero la oferta es importante. Vamos a intercambiar títulos en divisas y efectivo, vamos a tener un sistema más equilibrado y racional. Nosotros y el sector privado tenemos suficientes recursos para satisfacer al sistema". Las autoridades no han terminado de precisar la oferta disponible. JP Morgan calcula que el Gobierno tiene un stock de bonos por el orden de los 5,8 millardos de dólares y estima que Pdvsa podría vender de su flujo de ingresos entre 5 y 10 millardos de dólares. De acuerdo a lo que han indicado el Vicepresidente para el Área Económica, el Sicad II será para "todo aquello que haga falta". Sin embargo, ya se anunció que no se permitirá a las empresas multinacionales la compra de divisas para el pago de dividendos represados en el país. Así mismo, trascendió que que el BCV y el Ministerio e Finanzas han manifestado a la banca de manera inequívoca que no podrá haber financiamiento para la compra de divisas, Así pues, el sistema que arranca sin limitaciones y con flotación libre comienza a establer limitaciones a la demanda aún antes de haber arrancado.

domingo, 23 de marzo de 2014

Inflación anualizada de la canasta alimentaria en 62,5% (y el dolar @79)

VenePirámides 
Los precios de los alimentos registraron una variación de 2,9% en febrero, lo que significa que las familias tuvieron que destinar Bs 195 más que en enero para comprar los alimentos. El Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cenda) reportó que en febrero la canasta alimentaria tuvo un costo de Bs 6.818,69. De los 11 rubros que integra la canasta alimentaria que mide el Cenda, 10 registraron aumentos de precios en febrero. Los precios de la leche, los quesos y los huevos subieron 8,9%; en bebidas no alcohólicas 8,4%; azúcar y similares 8%; granos 5%, carnes 3,1%; verduras 2,6%; grasas y aceites 2,4%. Otras categorías como pescados, frutas y hortalizas, cereales y derivados tuvieron variaciones por debajo de 1%. El Cenda señala en su informe mensual que el salario mínimo de Bs 2.973 permitía comprar 43,6% de las necesidades alimentarias. El poder de compra de la remuneración básica disminuyó 1,3 puntos en un mes. Agregó que una familia requiere algo más de dos salarios mínimos para la compra mensual de alimentos. Los alimentos registran una inflación de 62,5% en 12 meses, lo que quiere decir que las familias tuvieron que destinar Bs 2.622 más que en febrero de 2013 para adquirir los mismos productos. Para la compra de leche, quesos y huevos, las familias destinaron en febrero Bs 1.027 que, en comparación con el mismo mes de 2013 cuando el gasto era 578,70, lo que significa un incremento de 80% en el presupuesto para estos rubros. El gasto en bebidas no alcohólicas subió 75% al pasar de Bs 116,62 a Bs 204,17 en un año. En el mismo lapso, el gasto mensual en granos registró una inflación de 136,99%. En verduras el gasto mensual aumentó 66,56% y las familias destinaron Bs 638. Para comprar frutas y hortalizas las familias pagaron Bs 1.476, un incremento fue de 37,16% con respecto a febrero de 2013. Los productos de consumo fresco, como verduras, frutas y hortalizas, equivalen a 31% del costo total de la canasta. Es decir, de Bs 6.818,69 que costaron los alimentos en febrero, Bs 2.115,69 se fueron sólo en la compra de esos productos. Para comprar carne y pollo las familias destinaron Bs 1.260, 52,21% más que en 2013, según el informe del Cenda. El Cenda señaló que durante la medición se evidenció que había fallas en 22 de los 60 productos que conforman la canasta alimentaria, entre los cuales destacan: azúcar, harina precocida de maíz, harina de trigo, café molido, pollo entero, carne, sardina, queso blanco y amarillo, margarina, leche en polvo, aceite de maíz, mayonesa, caraotas, pan y pastas. El organismo reportó que también se evidenciaron limitaciones en las ventas de esos productos que tienen fallas de abastecimiento. Asimismo, se evidenció sobreprecio en los productos controlados. Por ejemplo, la harina de maíz que está regulada en Bs 7,41 se vendía entre Bs 15 y Bs 20. Por el kilo de azúcar los consumidores pagaron entre Bs 15 y Bs 25. El kilo de pollo se ubicó en Bs 40, mientras que por un cartón de huevo pagaron Bs 150, según reportó el diario El Universal.

sábado, 22 de marzo de 2014

Infiltrados en una caravana de contrabando de combustible a Colombia (y el dolar @81)


VenePirámides
La revista SOHO de Colombia trae este fascinante reportaje que revela como nuestro combustible, que regalamos en Venezuela, y es oro en Colombia, es contrabandeado masiva e impúnemente, por la frontera a Colombia: 
La tierra se había vuelto oscura de tanto chupar combustible. Los árboles del patio seguían en pie, pero sus ramas se habían secado. Un olor penetrante flotaba en el aire. Junto a la casa, cuatro muchachos descamisados cargaban tanques en un camión. No había extinguidores; nadie usaba guantes ni botas ni overol. Solo un par de cuerdas y sus músculos tensos los ayudaban en la faena. Chano, el conductor, sentado muy cerca con su barriga comba, le hablaba al ayudante, un wayuu también joven de pelo liso. —¿Por dónde nos vamos? —Dicen que por la Sierra. En sus viajes semanales desde Maracaibo, en el occidente de Venezuela, hacia la frontera colombiana, Chano ha transitado rutas secundarias y trochas polvorientas, pero desconoce esta. Jamás ha cruzado la Sierra de Perijá, una zona boscosa que comunica ambos países. —¿Muy empinao por ahí? —Algo —dijo el guajiro—. Hay una subida pará, pero es una sola. Si pasamos esa, tamos listos. —¿Y este carro sube? —Sube, pero hay que sabelo llevá. Por ahí se vino Ramiro hace poco. —¿Se vino con to y carro? —Él se tiró. Se alcanzó a tirar, pero el carro sí se perdió con la carga. Chano movió la cabeza, como negándose a ese destino. Miró el camión unos segundos, en silencio, antes de dar la orden: —Revísale bien los frenos, que si fallan otra vez, nos jodimos. El camión de Chano es un viejo Dodge modelo 79; tiene la carrocería picada y le chillan los amortiguadores, pero el motor funciona al pelo. Chano confía y siempre lo carga con 28 tanques llenos de combustible: unas seis toneladas. Aquella noche los caleteros amarraron toda la carga y Chano llevó el carro a un terreno baldío frente a la caleta. Las luces de las casas iluminaban la vía, y el trajín de los contrabandistas agitaba el barrio cerca de la medianoche. Solo esperábamos la orden de salida. Hacia el noroccidente de Maracaibo, en las parroquias más grandes y más pobres, hay centenares de casas donde almacenan y distribuyen el combustible. Constantemente reciben a los surtidores ilegales, tipos que compran gasolina y diésel en las estaciones de servicio y le pagan al despachador el doble de lo que compran, para luego vender la carga en las caletas. Desde esos barrios, donde la policía patrulla poco o nada, es muy fácil acceder a las vías que conducen hacia Colombia. A medianoche pasó un flaco y convocó a una reunión donde la patrona. Era una india de manta rosada, que llevaba dos Blackberry en la mano, un collar y varios anillos de oro. A su alrededor giraban otras mujeres, también encargadas del negocio. Los conductores, obedientes, formaron un corro esperando instrucciones. La jefa habló: —Los que van sin lona se tiran por la Sierra. Los otros, por el tubo. Chano respiró aliviado mientras cada cual buscaba su carro. Desde varias callejuelas salieron camiones cargados que rugían con la aceleración. Uno a uno se fueron formando, hasta crear una fila de 20 que avanzó por una vía destapada. En 15 minutos alcanzamos un punto de acceso a una carretera. Y allí, junto a la vía, nos esperaban un soldado de la Guardia Nacional y un policía, que controlaban el acceso como fiscales de tránsito. Por la carretera pasaba a altísima velocidad una caravana con camiones que pude contar: eran más de 80. Esperamos unos minutos mientras el largo tren del contrabando fluía. Entonces nos sumamos. La gasolina en Venezuela se vende un 312 % por debajo de su costo de producción. Muchos expertos petroleros están en contra del costoso subsidio, y uno de ellos, José Toro Hardy, exmiembro del directorio de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), calcula que el Estado dedica 12.000 millones de dólares anuales a proveer el combustible más barato del mundo. El litro de gasolina venezolana cuesta 0,03 dólares, mientras Colombia la vende en más de un dólar. En ese margen está la ganancia fabulosa que sostiene el contrabando. La sangría ilegal exporta unos 30.000 barriles diarios (a 159 litros por barril), según datos oficiales. Pero todos los expertos aseguran que la cifra es mayor. El costo de esta fuga para el Estado venezolano ronda los 500 millones de dólares cada año. Hoy el país con las mayores reservas de crudo importa gasolina en grandes cantidades: según la Administración de Información de Energía de los Estados Unidos, ese país vendió a Venezuela durante 2013 un promedio de 3,3 millones de litros de gasolina cada día, y a esto se suma otro poco que se compra a México y Brasil. Pdvsa compra el barril en unos 115 dólares; después, lo subsidia y prácticamente lo regala a sus consumidores, pues solo recupera un 2 % del dinero invertido. El volumen importado, que cubre un 6 % del consumo diario en el mercado venezolano, podría representar solo la mitad de lo que se va con el contrabando hacia Colombia. En la punta de la caravana viaja siempre la mosca: un automóvil donde van las indias encargadas de negociar con la ley. Cuando llegamos a Cuatro Bocas, una alcabala de la Guardia Nacional, tres soldados se dedicaron a pasar revista cabina por cabina. Al llegar a la nuestra, Chano dijo un nombre: —Estrella. Y eso fue todo. Los choferes pronunciaban el nombre de alguna mujer, la delegada que transa con los oficiales. Todas son wayuu, la etnia que ha poblado La Guajira durante siglos y que todavía hoy controla los negocios en toda la zona binacional. Estrella, Mariela, la China… Los soldados anotaban en pequeñas libretas para llevar el control de lo que dejaban pasar. Así, más tarde, se sentarían con ellas a concretar la transacción: tantos camiones, tanto dinero que cada una de ellas pagaría y, a su vez, más tarde cobrarían a los contrabandistas. Durante la mayor parte del recorrido íbamos en silencio. Chano y el guajiro, ambos veinteañeros bien vestidos, iban pendientes de lo que ocurría fuera de la cabina. Chano daba instrucciones para que el guajiro acomodara el espejo derecho; pedía agua o cualquier otra cosa. De resto, callaba. Cerca de las dos de la mañana abrió la boca de nuevo: —¿Dónde está mi yerro? Chano hablaba de su pistola, que no aparecía. Nos levantamos y buscamos, hasta que el ayudante la encontró metida en una ranura del cojín. Chano la guardó bajo su silla y siguió manejando en silencio. Pasamos por la zona de Carrasquero y Molinete; allí buena parte de la población vive del negocio: hay choferes, ayudantes, mecánicos, caleteros, vigilantes, guardaespaldas. Minutos más tarde llegamos al Tubo, una alcabala importante a mitad de camino, junto al río Limón. Allí confluyen varias rutas de contrabando. Al río llegan otros contrabandistas en lanchas, que arrastran el combustible en tanques sobre el agua. En la orilla hay camiones que reciben la carga y la llevan a la frontera. Otros, a veces, van por la Troncal del Caribe, la carretera que une a Maracaibo con el puesto fronterizo de Paraguachón. En el Tubo estuvimos una hora detenidos, más de 100 camiones apretujados en un costado de la vía. Muchos apagaron los motores mientras los guardias ejecutaban su logística: peinaron el rebaño verificando a quién pertenecía cada carro; pasaron por los corredores que formaban las hileras de camiones; anotaron los datos y se fueron. Muchos hombres bajaron de los camiones para orinar, revisar el motor o asegurar algún tanque flojo. Chano habló un rato con un colega que se paró al lado. Cruzaron anécdotas de sus viajes y hablaron de dinero, hasta que por fin el militar a cargo, algún coronel, dio la orden de paso. La caravana pasó frente a los militares y las guajiras que ya habían negociado el soborno. Desde una fotografía inmensa, Hugo Chávez, todavía presidente, miraba al horizonte junto a un discurso que hablaba de probidad y honor. Cada tanto, cuando el contrabando se atasca, estalla en la Troncal del Caribe un conflicto que incomunica a los dos países. En 2011, la Guardia Nacional allanó varias caletas en Sinamaica, un pueblo guajiro, y quemó lo que encontró. En represalia, los contrabandistas y muchos vecinos suspendieron el tránsito durante cuatro días. El transporte comercial se detuvo, solo dejaban pasar ambulancias y cisternas de agua. Para frenar el contrabando ha habido muchos intentos, pero todos han fracasado. Hace tres años, Pdvsa implementó el Programa Automatizado de Venta de Combustible, que la gente llama “el chip”: un dispositivo electrónico que sirve para controlar las veces que cada vehículo tanquea. Con este plan hay un límite de litros que puedes comprar cada semana. El sistema se implementó en los estados fronterizos, pero no ha logrado detener la sangría. —¿Aló? ¿Dónde están ustedes? Nosotros… Por aquí… Donde se para la guerrilla. Chano, que hablaba con un compañero, cortó la llamada y siguió manejando tranquilo. A los pocos minutos llegamos a un retén, aún del lado venezolano, justo cuando la mosca parqueaba junto a la vía. Las indias se estaban bajando para arreglar el negocio, y sobre la carretera nos esperaba media docena de guerrilleros armados. Todavía estaba lejos la frontera, pero las Farc, en una diligencia que parecía rutina, recibían su mordida a escasos kilómetros de dos puestos militares. Iban camuflados, con fusiles al hombro y barbas de varios días. Había dos mujeres, y todos llevaban brazaletes con su insignia. Los guerrilleros usaban el mismo sistema de chequeo rápido: los choferes no se detenían, apenas bajaban la marcha para decir el nombre de la guajira y seguir. En total, cada camión pagó esa noche 6000 bolívares en sobornos (cuatrocientos dólares en ese momento). Llegamos a Montelara a las cuatro de la mañana, después de recorrer unos 150 kilómetros. El caserío, con un centenar de predios, tiene una mitad en cada país y un arroyo seco que marca la división. Por todas partes hay parcelas de tierra demarcadas con alambre de púas, y centenares de tanques plásticos y de metal en los que se mueve el combustible. El camión avanzaba entre crujidos y traqueteos por las callejuelas polvorientas todavía en penumbras. Los choferes se repartieron entre los distintos patios, listos para vender la carga a sus compradores de confianza. En uno de ellos, donde cinco camiones ya descargaban, estacionamos de retroceso. Chano negoció el precio de venta y hubo acuerdo: la ganancia esa noche fue de 1000 bolívares por cada tanque (70 dólares). Él sacaría su tajada como conductor, y la mayor parte iría a las manos del capitalista que financió la carga. Seguían llegando camiones entre pitos y cambios de luces. Había choferes que gritaban con sus celulares; negociaban precios y cantidades antes de tomar una decisión. Pronto llegarían también los colombianos dispuestos a comprar, con pacas de billetes tan grandes como una caja de zapatos. Otro intento por detener el contrabando fue el de las cooperativas indígenas. En 2005, Álvaro Uribe y Hugo Chávez suscribieron un acuerdo que permite a 14 cooperativas importar combustible venezolano de forma legal, y venderlo en las 140 estaciones de servicio de La Guajira en un precio inferior al estándar internacional. Las cooperativas mueven 12 millones de litros mensuales: apenas una parte de los 50 o 70 millones que mueven los contrabandistas. A las tres de la mañana salimos de La Paz, Cesar, a buscar el combustible. Íbamos cargados de tanques vacíos, y el viejo Ford volaba rumbo a la frontera con Venezuela. Recorrimos 200 kilómetros en tres horas, cruzándonos con caravanas de contrabandistas que hacían su viaje de regreso. —Toda esa gente viene full de gasolina —dijo el Flaco sin dejar de mirar la ruta. A mi derecha, con la cara cubierta por una camisa, su ayudante dormía. Ya se asomaba el sol cuando llegamos a Carraipía, un pueblo arenoso ubicado muy cerca de la frontera. Allí mismo, al día siguiente, los noticieros reportarían la muerte de tres policías en una emboscada guerrillera. Aquella mañana estacionamos en una calle de tierra. El ayudante, un muchacho compacto, moreno, siempre callado y severo, sacó la guantera de raíz y cogió una bolsa de papel donde venía envuelto el dinero: cuatro millones y medio de pesos. El Flaco cerró las puertas y guardó la plata en una mochila. Teníamos que ir a Maicao para cambiar de moneda: —Hay que comprá bolívares. Los venezolanos no reciben otra cosa. El Flaco hizo una llamada y a los pocos minutos llegó un automóvil a buscarnos. Es un servicio que los contrabandistas usan por seguridad: si entraran a Maicao con un camión cargado de tanques plásticos, todos sabrían que llevan efectivo para comprar gasolina. Sería un robo seguro. A las siete llegamos a la plaza del pueblo, donde se reúnen cada mañana decenas de cambiadores en oficinas y puestos callejeros. El Flaco tocó una puerta de vidrio oscuro y entramos a un cubículo estrecho: un tipo rechoncho de bigotes contaba dinero en una máquina. —¿Cuánto traes? —Cuatro y medio. —La vaina está buena, te estás llenando. —Qué va. Hicieron la operación en silencio y a los pocos minutos salimos con una paca de bolívares tan grande como una caja de zapatos. Desde La Guajira colombiana salen centenares de contrabandistas rumbo al Cesar. Viajan en caravanas de Renault 18, viejos bólidos que se compran por 2,5 millones de pesos: máquinas bien aceitadas bajo carcasas lastimosas que viajan a velocidades altísimas conducidas por pelaos; conductores suicidas que viajan con el pecho pegado al volante y 50 pimpinas de gasolina acomodadas con gran habilidad. Con frecuencia chocan, se matan, y sobre el asfalto quedan las huellas de sus conflagraciones frecuentes. Al Cesar llegan también camionetas Bronco, de mayor capacidad, igualmente repletas con 100 pimpinas de 25 litros cada una. Llegan además carrotanques en manadas, todos listos para surtir un mercado que es capaz de vender, cada semana, seis millones de litros de combustible. Es decir, 550 millones de pesos cada siete días. El ayudante escondió los bolívares en el fondo de la guantera y salimos. Avanzamos unos pocos minutos hasta llegar a una finca ubicada a orillas de la carretera. Un niño wayuu vigilaba un portón que debíamos cruzar. El Flaco le dio un billete y el chico abrió. Allí empezaron dos horas y media de una marcha lenta, por un camino de tierra y piedras que impedía superar la primera velocidad. Vimos casas paupérrimas, criaderos de cerdos y chivos. Vimos un sembradío de maíz completamente abandonado. Un kilómetro más adelante llegamos a un nuevo portón de madera, alto y pesado. A poca distancia se veía una casa amplia bien mantenida, con techo de teja y anchos corredores. Un hombre controlaba el acceso bajo la sombra de un árbol inmenso. —Este es el retén más duro. De regreso, cuando vengamos cargaos, hay que pagá 30.000, pero el hombre mantiene la vía buena y nos deja trabajá. Hay otra ruta, cruzando otra finca, pero aquel tipo sí cayó en la mala con la guerrilla. Dicen que dejó de pagá la vacuna y un día le cerraron el paso. La guerrilla cogió tres camiones cargaos y los quemó. Ya nadie pasa por ahí. Rayaba el mediodía cuando por fin llegamos a Montelara. De día se veía más claro el panorama: decenas de casas expuestas al sol del desierto; casas con techos de lata y cercas de alambre, ni un solo metro de pasto, pura tierra amarilla. Solo los wayuu, duros como el cuero seco de los chivos que pastorean, han sido capaces de sobrevivir en este infierno árido durante siglos.Los patios donde compran, almacenan y venden la mercancía se siguen multiplicando a un ritmo veloz. Se ven varios en construcción, armazones de madera y zinc que darán cobijo a nuevos expendios en cuestión de días. A uno de esos patios, regentado por el Mocho, llegamos con el camión. El Mocho apenas pasa los 30 años, pero lleva muchos en el negocio. Le falta un brazo, pero se mueve con agilidad usando el que le queda. Lleva siempre un sombrero de paja muy ancho que lo protege durante la jornada. Y mueve bastante dinero, pero gasta demasiado. —Este vergajo ha tenío tres Toyotas y toítas las esmigaja —lo acusó el Flaco. El otro sonrió con algo de vergüenza. Después ambos vieron pasar un camión nuevo y el Mocho ofreció: —Le vendo uno igualito. —¿Venezolano o colombiano? —Venezolano. —¿Robao? —Pues claro, barato. —Nombe. ¿Qué voy a hacé yo con un carro robao que no se puede usá en Colombia? Mejor termino de arreglá este —dijo el Flaco y pateó las llantas de su Ford, que todavía está pagando en cuotas mensuales. Bajo aquel sol nocivo pasamos dos horas, mientras el Flaco y su ayudante llenaban los 24 tanques plásticos arriba del camión. En tierra, con una bomba, dos tipos con botas de caucho impulsaban el combustible desde sus tanques metálicos. Sudados y sucios, el Flaco y su ayudante contrastaban con sus colegas venezolanos: aquellos, ubicados muy cerca de la llave por donde sale el combustible, “vigilados” por autoridades más corruptas, viven de un oficio más fácil y más rentable. Cuando por fin llenaron, arreglaron el negocio frente al rancho de lata que hacía las veces de oficina. El Flaco y el Mocho gastaron varios minutos contando los fajos. Y desde el terreno vecino, encaramado en una estructura en construcción, bajo el sol que no daba tregua, un obrero requemado miraba los billetes con la envidia dibujada en el rostro. Antes de dejar Montelara paramos a almorzar en un ventorrillo. En una mesa contigua, dos contrabandistas intercambiaban anécdotas de robos y emboscadas: por estas tierras es muy frecuente que los bandidos intenten robar la carga a tiros. El Flaco terminó de comer y se recostó en la silla con las piernas estiradas. Se veía cansado, pero también satisfecho. —Uh, carajo. Quién estuviera en una oficina con aire acondicionao… Nombe, qué va. Yo toy muy acostumbrao a esto. Me gano 500 en un día; un millón. ¿Y quién me va a da trabajo a mí? De regreso, con el camión cargado, pagamos doce peajes improvisados: niños harapientos y mujeres sin oficio cerraban el camino con una cuerda. Esa pobre gente veía pasar el dinero frente a sus casas y no podían dejar de participar. El Flaco llevaba un rollito de billetes listos para ir pagando. Su ayudante se quejaba: —Este negocio tiene muchos socios. —Cómo se hace, primo. Esta tierra es de ellos y si no quieren, no nos dejan pasá. De Venezuela sale combustible hacia tantos lugares. Hay mafias que lo llevan a Brasil después de cruzar la selva; hay barcos atuneros que no pescan atún: en sus tanques clandestinos llevan derivados del petróleo a Aruba y Curazao. Hay, también, un ejército incontable de contrabandistas que mueven gasolina y diésel hacia Colombia, a través de la extensa frontera entre los dos países. Cruzan por Los Llanos en la zona del Arauca; por Los Andes en la región del Táchira; y por el norte, en rutas que cubren las tierras inhóspitas de La Guajira. Pero no hay —no conozco— un pueblo que haya sido secuestrado por el negocio como ocurrió con La Paz. Dos noches antes del viaje a la frontera hice allí un recorrido. Me llevó Pacho, el rubio taimado, una suerte de contrabandista de bajo perfil. Su carro casi nuevo había sido adaptado para pasar desapercibido: limpio y bien mantenido, escondía bajo los asientos un tanque de 200 litros. Aquella noche el pueblo hervía de actividad. Desde la entrada, a orillas de la carretera, vimos ventorrillos donde se despachaba gasolina a toda hora. —Mira, ahí la venden y ahí mismo duermen —dijo Pacho. En un tramo de 200 metros había decenas de casuchas construidas con láminas de metal y palos de madera. Adentro había cambuches y cocinas improvisadas, donde dormía el encargado del puesto. Y al lado, apoyada sobre el piso de tierra, la respectiva máquina dispensadora, los tanques para almacenar y, afuera, baldes, filtros y mangueras. Cada diez metros había un tarantín instalado, y todos competían desesperados por vender. A menudo, la geografía bendice y condena. La Paz tiene 22.000 habitantes, y su ubicación ha sido fundamental en el negocio: el corredor por donde viaja el combustible desemboca aquí. Los contrabandistas empezaron a viajar por esta zona desde los años cincuenta, cuando traían bultos de cigarrillos, luego marihuana y más tarde electrodomésticos. Desde entonces se trazaron los primeros caminos rurales, se empezó a sobornar a las autoridades y se acumularon las fortunas más antiguas. Así se perfeccionó el método que hoy sirve al negocio del combustible. Los periódicos del Cesar publican con frecuencia alguna noticia relacionada con el contrabando: decomisos, capturas, heridos y muertos. Por esos días, en varios diarios, circulaba un informe elaborado por la Universidad Popular del Cesar y Ecopetrol. El informe contenía un censo con numerosos datos, entre ellos un conteo de las casas donde se almacena y se distribuye a otros lugares (320), y los puntos de venta directa (509). En aquel mapa, el pueblo parecía atacado por un sarampión virulento. —¡Ojo, ojo! Nos incorporábamos a la carretera en Carraipía cuando nos dieron la voz de alto. Ocho camiones cargados estaban escondidos en un potrero junto a la vía. Y una veintena de contrabandistas esperaban que se despejara. —Hay ley, primo. Estacionamos el Ford bajo un árbol y nos reunimos con los demás, sentados en la orilla de la carretera. Casi todos eran veinteañeros, excepto uno: un tipo que rozaba los 40 y era el más entusiasta. El tipo decía que estábamos perdiendo el tiempo, que debíamos avanzar y buscar la manera de atravesar el cordón policial. —Somos bien cobardes nosotros. Ahí no puede habé más policías que contrabandistas. ¡Vamos, ellos se quitan porque se quitan! —insistía, pero los muchachos lo miraban entre incrédulos y divertidos. En el cinto del pantalón, bajo la camisa, llevaba una pistola. Los muchachos reían mientras lo escuchaban, y el cuarentón caminaba en círculos agobiado por la ansiedad. Algunos hicieron llamadas tratando de recibir información. Y la consiguieron. —¡Hay vía, hay vía! Abordamos en tropel y retomamos el viaje. La caravana avanzó rápidamente, sin retenes ni policías a la vista. Solo encontramos una alcabala del ejército, pero el contrabando no figura entre sus competencias. El contrabando es asunto de la policía. Aquella tarde los soldados se hicieron a un lado y nos dejaron seguir. Después de muchas horas por caminos tortuosos, horas de polvo y piedras, era un alivio avanzar sobre asfalto uniforme. Cada minuto rendía muchos metros y daban ganas de seguir hasta La Paz, donde el Flaco vendería feliz sus 5000 litros de combustible. Pero la fantasía duró poco. Más adelante llegamos a un punto donde debíamos decidir: —Si nos tiramos derecho a lo mejor hay un retén, y toca pagá como 800. Si cogemos por Los Remedios vamos seguros. Los Remedios era una nueva trocha, una de tantos caminos de herradura que cruzan La Guajira colombiana; pasadizos rurales que forman una red inabarcable, tan grande que los policías no pueden cubrirla. Rápidamente el sendero empezó a reducirse, hasta convertirse en un pasadizo lleno de maleza y grandes árboles, donde el Ford traqueteaba rozado por la vegetación. Cruzamos bosques y ríos, y en un momento dado empezamos a ascender. —Aquí más adelante tenemos que repartí la carga. —¿Cómo así? —Vamos muy pesaos. Ahí se para siempre un camión que uno le paga y ayuda a subí una loma que viene más alante. Si subimos así como vamos, es peligroso. Pero llegamos al punto y no había nada. Solo un anciano y otro tipo que fumaban callados en medio de la oscuridad. —Oiga, primo, ¿y el carro que sube carga? —Ese no vino hoy. Ta por allá abajo haciendo un mandao. —Ah, carajo. —¿Cuánto lleva? ¿Muy pesao? —24. —Ah, así no sube. Mejor deje la mitá aquí. Sube, deja la otra parte allá arriba y viene a buscá esta. Así va seguro. Cargao es mucho riesgo. El Flaco se lo pensó unos segundos y decidió: —Yo subo solo, por si acaso. Ustedes se van a pie. Y arrancó dejando una espesa nube de polvo. El ayudante echó a correr cuesta arriba, y en pocos minutos me quedé solo. Grité y silbé varias veces, pero nadie respondió. Arriba, por el camino serpenteante, solo se veían las luces del camión que se alejaba en la oscuridad de la montaña. El ruido del motor se desvaneció cuando cruzó la última curva, y el silencio, apenas roto por la brisa, se adueñó de todo. Costaba distinguir el camino en aquella noche sin luna. A un lado estaba el cerro; al otro, el abismo. Por seguridad me mantuve del lado derecho, tropezando a cada rato con los desniveles del camino. Jadeaba y sudaba a chorros, aunque la noche era fresca. Lo que sentía era angustia y físico miedo. ¿Cuánto tardaría en llegar a la cima? ¿Estarían esperando? Cada tanto me detenía a descansar y miraba hacia arriba: un espectáculo abrumador de estrellas se amontonaba en el cielo; las copas de los árboles describían una danza majestuosa. Daban ganas de quedarse a esperar la luz del día, pero tenía que salir de allí. Así que caminé, y al cabo de una hora por fin llegué a lo alto del cerro. Con el viejo Ford estacionado, el Flaco y su ayudante esperaban impacientes. —¡Vámonos, de una! Dimos toda esa vuelta, de casi cinco horas, solo para evitar un retén policial que ni siquiera era seguro. Pero ante el riesgo de perder la carga, cualquier travesía es preferible. La ruta nos devolvió a la carretera y paramos cerca de la medianoche a descansar en el patio de un taller, donde nos encontramos con otros compañeros de viaje. Allí, parapetados en la cabina del Ford, incómodos y extenuados, dormimos por primera vez en 20 horas de viaje. Pacho y su cuñado Ramón comparten un patio en San Diego, un pueblo ubicado a solo cinco kilómetros de La Paz. Allí la historia es otra: aunque está muy cerca del emporio gasolinero, San Diego no se ha contagiado por el gusanillo de la fortuna súbita. Hay algo en el espíritu de sus habitantes —alergia al riesgo, aprecio genuino por el sosiego— que los vuelve reacios al azar. Pacho y Ramón son los únicos que venden combustible. Sus casas dan a un patio común, y allí, detrás de un portón alto y sólido, se ve el desorden del negocio: un tanque de 1000 litros, decenas de pimpinas, mangueras, una bomba, dos carros con tanques secretos y una camioneta. Aquella mañana, antes de salir de La Paz, estaban afanados: Ramón preparaba un embarque de diésel que llevaría a Cuatro Vientos, un caserío ubicado a tres horas hacia el sur, viajando por una trocha casi intransitable (allí se venden entre 30 y 40 carrotanques semanales de combustible para tráfico pesado). Cuanto más se aleja el combustible de la frontera, más caro y rentable se vuelve. Mientras Ramón llenaba el tanque de su sedán, Pacho descargaba el suyo con método, muy limpio, casi siempre en silencio. Había inclinado el carro para facilitar la tarea, y llenó varias pimpinas de gasolina ayudándose con la gravedad y chupando a cada rato la punta de una manguera. Pacho ha trabajado siempre en el negocio del transporte público: —Pero eso ya no da, primo. Los piratas perratearon el negocio y ya uno estaba trabajando por 10.000 pesos diarios. ¿Quién vive con eso? La idea mía es ahorrá y comprá un taxi, y salime de esto, primo. Esto es muy peligroso, vive uno con la muerte en la espalda: 200 litros de gasolina en un carro. Una bomba. Pero salirse no es fácil. El problema de Pacho y Rafa es el mismo de tantos otros: ni siquiera terminaron el bachillerato. Esta zona, ahora dominada por las multinacionales del carbón, solo ofrece oportunidades a unos pocos, y hay que estar preparado. El contrabando es la tabla que ha salvado a muchos del naufragio. La Paz es solo un caso, el prototipo que refleja la situación de muchos pueblos del Caribe colombiano: allí hay un 80 % de desempleo, y tres cuartos de la población vive de la gasolina. El 58 % de los hombres que se dedican al contrabando no tienen formación para aspirar a un trabajo bien remunerado. Pacho suspende un momento la carga de su carro para vender un poco de gasolina a un cliente que acaba de llegar. Pacho recibe el billete y llena el carro con una pimpina. En la última maniobra derrama un poco de líquido y reacciona doblando la manguera. Parece que en ese momento, cuando mira la mancha de gasolina en el suelo, surge la reflexión: —Este negocio no se acaba nunca, primo. En Venezuela esto es agua, y acá es oro. A las dos de la mañana nos despertó el ruido de una caravana. Más de 20 camiones pasaban cargados por la carretera, uno tras otro, como un tren decidido y sin obstáculos. El Flaco prendió el Ford y nos fuimos. Tuvimos que volar para alcanzar al último de la caravana, pero era un viaje que debíamos aprovechar: cuando los contrabandistas se juntan, es más difícil detenerlos, y también es más fácil negociar. En la caravana iban dos carrotanques y varios camiones que le pertenecían a un “duro”: algún capitalista con músculo para sobornar a la autoridad donde fuera necesario. Los demás íbamos colados. Así pasamos por varios pueblos, mientras la mosca, una Toyota blanca, iba en la punta arreglando con la policía. Cada vez que llegábamos a un retén, la mosca se estacionaba junto a la patrulla de turno. El patrón pagaba por sus carros, pero también pagaba por nosotros y por cualquiera que se hubiera adherido. Más adelante el Flaco tendría que responder. Faltaban unos pocos kilómetros para llegar a La Paz. Pero algo salió mal: la noche anterior habían instalado un puesto móvil de la policía antes de entrar al pueblo. Así pretendían detener la entrada de gasolina que venía bajando desde La Guajira. La mosca desvió y nos metimos a un pueblo llamado La Jagua del Pilar. Amanecía y muchos vecinos barrían o regaban sus jardines. Miraban la caravana con asombro; jamás habían visto pasar por allí un grupo de contrabandistas. Pero colaboraban: en varias esquinas los viejos del pueblo nos guiaban con señas. Pronto salimos y empezamos a ascender una nueva serranía. La caravana parecía una serpiente ruidosa que reptaba por el costado de la colina. Subíamos y el clima se enfriaba, hasta que nos encontramos en lo alto con un clima templado. Desde allí veíamos toda la llanura del Cesar, la región que íbamos a suplir de combustible en pocas horas. Cada tanto nos deteníamos a esperar información. Eran recesos breves, no más de cinco minutos, mientras el patrón recibía datos de sus informantes ubicados en la vía. Así nos asegurábamos de encontrar el camino libre. Después bajamos, atravesando dos pueblos de montaña detenidos en el tiempo: casas de barro y caña brava, gente con la inocencia en la mirada. Y por fin, con la cabina cubierta de tierra, después de respirar mucho polvo, llegamos a La Paz, de donde habíamos salido 30 horas antes. La mosca se detuvo y el patrón se acercó. —Me debéi 200; te pagué tres retenes. En Urumita se querían poné brutos: les iban a echá plomo a ustedes. —Qué va, eso es puro terrorismo que meten pa que uno pague. El Flaco restó importancia a la amenaza y convino que pagaría al llegar al parqueadero. Arrancamos y entramos al pueblo. Por todas partes había movimiento de camiones y carrotanques que llegaban a surtir. El Flaco vendería al día siguiente, después de descansar. Sus cuatro millones y medio se habían convertido en nueve. De allí sacarían los gastos del viaje, el pago del ayudante y la ganancia. Con el capital de siempre en dos días, saldría otra vez rumbo a Montelara. Estacionamos, bajamos del Ford y caminamos rumbo a la calle. Por primera vez en un día y medio, pensé, nos libraríamos del constante olor a gasolina. Pero qué va: cuando avanzamos por el parqueadero, nuestros pies se hundían en el suelo húmedo. Allí, otra vez, la tierra se había vuelto oscura de tanto chupar combustible.

viernes, 21 de marzo de 2014

Desabastecimiento tiene sus raíces en el desmadre de la política cambiaria (y el dolar @81)

VenePirámides 
El Gobierno tiene un año realizando ajustes a la estructura del sistema cambiario, pero la lentitud con la cual han marchado esas modificaciones ha afectado el abastecimiento de productos esenciales. Este domingo el presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), Nelson Merentes, admitió que "tenemos meses con desabastecimiento en ciertos productos", y agregó que " yo alertaría, porque es lo que hace el BCV, que esto no puede pasar más de dos o tres meses, hay que importar rápido y bien, producir y distribuir mejor". Las estadísticas del instituto emisor revelan que desde agosto del pasado año la escasez está por encima de 20% y en enero de 2014 alcanzó el nivel récord de 28%. El indicador de febrero no fue divulgado. En ese salto del índice de escasez han incidido las restricciones en la entrega de dólares. La transición de Cadivi al Cencoex (Centro de Comercio Exterior) y el comportamiento que ha mostrado Sicad I han impactado en el flujo de divisas que requiere el sector privado para la importación de materia prima y de otros insumos fundamentales para la producción de bienes. Ya el pasado año las asignaciones de dólares por la vía de Cadivi mostraron una caída de 20% y desde noviembre las restricciones han sido mayores. Esa disminución ha generado deudas con proveedores, que según los representantes del sector privado, se calculan en 13 millardos de dólares. En enero el Vicepresidente para el Área Económica y ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, informó que el Gobierno elaboró un presupuesto de divisas para este año de 42,7 millardos de dólares y de ese monto: 31,3 millardos de dólares se canalizarían por Cadivi y 11,4 millardos de dólares por el Sicad I (compras externas y otros conceptos). En ese contexto, las autoridades señalaron que tenían listo el plan de divisas para el primer trimestre, pero en febrero fue que se comenzó a solicitar a las empresas la información sobre los requerimientos de divisas para la primera mitad del año. Se conoció extraoficialmente que en el primer bimestre las aprobaciones tuvieron un retroceso de 40%. Aunado a las limitaciones de Cadivi, el mecanismo complementario de divisas tampoco ha solventado las necesidades de los privados. Ya el Sicad I en 2013 aprobó 70% menos de que lo que se autorizó por la vía alterna en 2012, y en lo que va de este año ha entregado por medio de cinco subastas 698 millones de dólares, lo que representa 10,8% del monto contemplado para importaciones que es 6,4 millardos de dólares. En el marco de las definiciones sigue pendiente la distribución de los dólares. Las autoridades han indicado que algunos sectores se mantendrán por el Cencoex y otros realizarán sus trámites por Sicad I. Hace dos semanas el titular de Petróleo, indicó que aun se están afinando cuáles áreas de la economía se manejarán por los dos esquemas. El economista, José Guerra, señala que ante la lentitud en las asignaciones de divisas "se aceleran los problemas para poder aumentar la producción. No hay insumos, y por lo tanto, no hay indicios de que mejore el abastecimiento de productos básicos". Los analistas explican que aunque se autoricen hoy las divisas para las adquisiciones de materia prima y equipos, el proceso tarda, porque mientras llega la mercancía, se nacionaliza, se distribuye y se procesa, pueden pasar muchos meses. La economista Tamara Herrera, agrega que "si se agiliza la entrega de divisas de dólares habrá una mejoría en el situación de escasez, pero no se normalizará". Según el titular del instituto emisor, para mejorar el abastecimiento "se están tomando medidas como profundizar la redes gubernamentales Mercal y Pdval" y aunado a ello se continuarían las reuniones con el sector privado "para corregir nudos para que el producto llegue al consumidor final. Hay que abrir la avenida para que llegue rápido", según reportó el diario El Universal.

jueves, 20 de marzo de 2014

Cierre del mercado permuta causó devaluación de 1.125% (y el dolar @81)

VenePirámides 
La desaparición del mercado de capitales en mayo de 2010 le cerró a la economía una ventana para acceder a divisas a un tipo de cambio legal y flexible, distinto a la cotización fija de Cadivi. La ilegalización de la compra y venta de dólares entre particulares trajo como consecuencia que el precio del dólar paralelo aumentara 1.125% en casi 4 años al pasar de 7,21 bolívares a 88,21 bolívares por dólar. La necesidad de frenar la especulación cambiaria fue el argumento central utilizado por el entonces ministro de Finanzas, Jorge Giordani, para emprender en abril de 2010 las intervenciones conducidas por el entonces presidente de la Comisión Nacional de Valores, Tomás Sánchez, de casas de bolsa y sociedades de corretaje que acabaron con 48 de las 96 instituciones existentes. También se aplicó la Ley contra Ilícitos Cambiarios que llevó a la detención y prisión a 4 ejecutivos de empresas financieras y a la prohibición de divulgar en medios de comunicación la cotización de lo que pasó a llamarse dólar negro. El analista financiero Alfredo Puerta indicó que la caída de los precios del petróleo en 2009 generó que Cadivi se volviera más restrictiva en la entrega de dólares a los privados, que se vieron en la necesidad de acudir en un mayor número al mercado de permuta con el fin de obtener por la vía legal divisas para las importaciones. Esto motivó que aumentara la presión sobre el tipo de cambio en ese mercado. Cuatro años después de la eliminación del permuta, lejos de frenar la llamada especulación cambiaria, la economía venezolana muestra una inflación récord desde 1996, al situarse el año pasado en 56,3% y una escasez que ronda 30%. Estos indicadores se deben en gran medida al colapso del modelo económico que dejó sin oxígeno a la economía y la hizo más dependiente de las importaciones de bienes e insumos. Los resultados llevaron al gobierno a considerar nuevamente el mercado de permuta, con el nombre de Sicad II. El mecanismo nace luego de una larga diatriba en el gabinete económico debido a la negativa del sector radical de aceptar una flexibilización del tipo de cambio y del empeño de los más pragmáticos de darle una salida a la economía, que contemple un esquema que podría involucrar la oferta de dólares de privados. El objetivo fundamental es que a través de los bancos y casas de bolsa se adquieran divisas a un tipo de cambio flotante que logre equilibrar la distorsión que existe con el dólar paralelo. La entrada de las casas de bolsa en el nuevo mecanismo requirió una nueva legislación: la Ley del Régimen Cambiario y sus Ilícitos, y de la normativa de las operaciones con títulos valores “que serán los instrumentos en los que se centrarán estas empresas dadas las ventajas comparativas en cuanto a precios que pueden ofrecer con relación a los bancos”, dijo el economista Asdrúbal Oliveros. Afirmó que los bancos están en mejor situación que las casas de bolsa, que después de haber experimentado los estragos de las intervenciones perdieron su base de clientes e incluso su recurso humano. “La banca –en cambio– ganó clientes luego de la creación del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera y, además, es la demandante natural de Sicad I y del Centro Nacional de Comercio Exterior –antes Cadivi–. Si a esto se suma, añadió, que se permita que los clientes de Sicad II puedan obtener financiamiento de la banca para poder adquirir divisas, “definitivamente las casas de bolsa estarían en desventaja”. Oliveros destacó que esta situación se presentará solo a corto plazo, pues una vez que el Sicad II esté bien constituido lo más probable es que la banca se dedique al cliente corporativo; mientras que las casas de bolsa se focalizarán en las personas naturales. “El personal de los bancos no está familiarizado con el manejo de carteras individuales y con la solución rápida de las exigencias de los usuarios; las casas de bolsa –en cambio- tienen un personal mucho más preparado que actúa con celeridad y eso será clave para ganarse la fidelidad del cliente”. Puerta dijo que el Sicad II podría reactivar la economía si la situación política se estabiliza. “Hay que tomar en cuenta que además se abriría una ventana para las finanzas personales, que se habían quedado sin opciones para ofrecer protección contra la inflación en los últimos años”. Las casas de bolsa serán fundamentales para brindar el servicio a los clientes, aseguró el especialista, según reportó el diario El Nacional

Giordani dixit: “El mercado de valores se caracteriza por ser capitalista y altamente especulativo, por lo cual se realizaron modificaciones de la Ley contra los Ilícitos Cambiarios…Estamos ante una segunda avalancha financiera sobre todo en este caso perturbado en el mercado de valores… Pretendían terminar con nuestras reservas internacionales a través de este mecanismo”. Jorge Giordani, Ministro de Planificación y Finanzas. 18-05-2010

miércoles, 19 de marzo de 2014

Datanálisis estima escasez en 47,7% (y el dolar @81)

VenePirámides 
La escasez general de alimentos ha aumentado consistentemente en los últimos 16 meses. En 2013 las fallas de productos regulados en los anaqueles promediaron 37,2%, una variación de 21,3 puntos porcentuales con respecto a 2012. Luego de mantener una tendencia a la baja, la escasez ha venido evolucionando desde el último trimestre de ese año, registrando un comportamiento volátil al pasar de 12,2% en noviembre a 23,5% en diciembre de 2012, impulsado por las fisuras de los controles de precios. En los primeros dos meses de 2014, la escasez en productos regulados alcanzó 47,7%, un aumento de 31,8 puntos con respecto a 2012 y de 10,5 puntos en comparación con 2013, reveló el estudio "mystery shopping" realizado por Datanálisis en 71 establecimientos en siete canales de distribución. Esto quiere decir que el consumidor conseguía en promedio nueve de los 18 productos analizados durante el estudio. La escasez por categoría se ha caracterizado por el aumento del número de productos que superan el 40% de escasez calificada como grave. En 2011, 12% de los productos se encontraban en ese nivel, mientras que 35% registraba escasez baja o abastecimiento normal. En los primeros dos meses de 2014, los rubros con escasez grave aumentaron a 44% y disminuyó a 15% aquellos con escasez menor al 10%. Entre 2011 y 2012 ninguna categoría superó el promedio de 50% de escasez, mientras que en este año 33% de los productos supera 70% de escasez. De acuerdo con la medición, ocho alimentos básicos evidencian escasez grave: aceite de maíz, de soya y vegetal; azúcar refinada; harina precocida de maíz; leche en polvo (sobre); margarina y mayonesa. En escasez significativa (entre 11 y 40%) se situaron otros seis rubros: arroz blanco 12,4%; café molido 31%; caraotas negras 35%; carne de res 25%; pollo beneficiado 34,9% y queso blanco duro 24,2%. Sólo dos rubros mostraron bajo nivel de escasez (entre 10 y 5%): atún enlatado 6,9% y pastas (1 kilo) 9,3%. La salsa de tomate es el único que registró normal escasez con 2,3%. Los rubros con más fallas en los anaqueles en los últimos dos años han sido azúcar y leche en polvo. Entre 2012 y 2014, pasaron de 25,4 y 29,3 hasta 86,3 y 84,5%, respectivamente. Igual de dramático ha sido el deterioro del abastecimiento de la harina precocida de maíz, cuya escasez aumentó más de seis veces entre 2012 y 2014, al pasar de 12,4% a 80,6%. Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, señaló que el país enfrenta "la peor crisis de abastecimiento" desde 2008, cuando la escasez estuvo muy por encima del 30%. Al analizar el deterioro del abastecimiento por canal, el estudio reveló que los supermercados independientes presentan nivel grave de escasez al situarse en 50,4% en febrero de este año, un salto de 13,4 puntos porcentuales con respecto a diciembre de 2013 y una brecha de 23,1 puntos en comparación con el inicio de ese año. En los supermercados de cadena la situación es similar. La escasez se incrementó en 17,4 puntos entre diciembre de 2013 y febrero de 2014 cuando se situó en 44,9%. Lo que quiere decir que en 44,9 de cada 100 comercios visitados fallan los productos regulados. La red de supermercados del Estado, Abastos Bicentenarios también sufre los mismos problemas de abastecimiento que el resto de los comercios formales. De acuerdo con la medición de Datanálisis, la cadena registra niveles graves de escasez de 41,1%, evidenciando un aumento de 15,9 puntos con respecto a 2013. En las redes de distribución del Gobierno, Mercal y Pdval, ambos superan el 50% de escasez promedio para los primeros dos meses de este año. Esto quiere decir que los consumidores que acuden a comprar en esos puntos de venta no consiguen la mitad de los productos de la cesta básica. El deterioro en la distribución de productos también se percibe en los canales tradicionales. En los abastos y bodegas la escasez alcanza 59,9% en los primeros dos meses de 2014. En esos canales, la escasez promedio era 28,9% en 2011; 27,2% en 2012, ambas considerados como niveles significativos de escasez; para dar un salto a 56,5% en 2013. En el comercio informal, al que acuden los consumidores cuando no consiguen los productos en los canales formales, la escasez es de 40,9%, según reportó el diario El Universal.

martes, 18 de marzo de 2014

La inflación y la escasez se preparan para acelerar a fondo (y el dolar @81)

VenePirámides 
El Banco Central de Venezuela (BCV) informó que en febrero la inflación tuvo una variación de 2,4% y con ello el índice anualizado fue 57,3%, sin embargo, otros indicadores del ente emisor revelan que los precios están represados por las regulaciones. El núcleo inflacionario es una medición que realiza el BCV que aisla los factores estacionales y el efecto del control de precios y ese índice muestra una aceleración. En enero tuvo una variación de 3,2% y en febrero el avance fue de 3,9%. Con ese resultado, en 12 meses el aumento ha sido de 61,2%. El economista, José Guerra, explica que "el núcleo inflacionario recoge los desequilibrios que enfrenta la economía y muestra que la inflación está parcialmente aguantada por el control de precios, que a su vez genera más escasez de bienes, y está por acelerar". El Banco Central de Venezuela destacó que en febrero el grupo de Alimentos y Bebidas tuvo una inflación de 1,7% por la caída en los precios de los rubros agrícolas, pero el núcleo inflacionario evidencia que en otros productos los costos se disparan. En la categoría de alimentos elaborados hubo un aumento de 3 a 5,8%. El retraso en las evaluaciones a los rubros regulados llevaron a que el pasado año se ajustaran los precios de siete productos controlados, pero esos incrementos aprobados fueron insuficientes para cubrir los costos de producción, y aun hay insumos cuyos precios no se han terminado de revisar. La información oficial muestra que no solo los alimentos se han encarecido, en otras categorías del núcleo como los textiles y prendas de vestir los precios se han disparado y tuvieron una variación de 2,1% a 2,9%. Los bienes industriales se incrementaron de 2,5% a 2,8%, según reportó el diario El Universal.

lunes, 17 de marzo de 2014

Inflación de alimentos en 74,5% y escasez en 31% (y el dolar @81)

VenePirámides 
La actividad económica sigue enfrentando desequilibrios que se reflejan en el comportamiento de la inflación, que en febrero tuvo una variación de 2,4%. Aunque el Banco Central de Venezuela (BCV) informó que ese resultado fue el más bajo del último año, los datos evidencian que continúa la aceleración de los precios. La inflación acumulada en dos primeros meses fue de 5,8%, el nivel más alto que se registra desde que comenzó la medición del Índice Nacional de Precios al Consumidor en 2008. Tras ese resultado, la inflación anualizada fue de 57,3%, lo que evidencia que el cumplimiento de la meta del Gobierno de este año, prevista entre 26 y 28%, se dificultará. Ese salto en los precios impacta en los presupuestos de las familias, que suelen destinar más de la mitad de sus ingresos a la compra de comida. Los datos oficiales indican que la inflación en el grupo de Alimentos y Bebidas no Alcohólicas en febrero fue de 1,7%. En dos meses la variación acumulada fue de 6% y en un año el incremento fue de 74,5%. El BCV señala que el resultado del mes pasado obedeció a la contracción de 7% en los precios de los rubros agrícolas, pero la tendencia global que muestra es de aceleración. En ese comportamiento impacta la menor producción, el control de precios, el crecimiento de la cantidad de dinero en circulación y las restricciones en el acceso a las divisas. De hecho, solo con el sector alimentos las liquidaciones de divisas pendientes suman 2,4 millardos de dólares. La inflación de alimentos incidió en otros grupos como el de Restaurantes y Hoteles, que en un mes se aceleró 3,9% y que en un año avanzó 72,7%. Las estadísticas del Banco Central de Venezuela muestran que en febrero uno de los grupos que tuvo la mayor inflación fue el de Salud, con una variación de 4,1%. Por ese resultado, los precios muestran un aumento de 30,1% en los últimos 12 meses. Ese sector también ha sido uno de los más afectados por las limitaciones en las asignaciones de divisas. Los representantes de los gremios han señalado en diversas oportunidades que el recorte en la entrega de los dólares ha impactado en la producción y ha generado fallas de suministro de insumos. Los datos del BCV indican que en el grupo de Equipamiento del Hogar, que en noviembre del pasado año tuvo una desaceleración por las fiscalizaciones a los comercios, la inflación se está acelerando. En febrero los precios subieron 2,6%. 

El Banco Central de Venezuela omitió la publicación del índice de escasez que se informa desde enero de 2006. Sin embargo, una fuente vinculada a las finanzas públicas señaló que se colocó por encima de 31%, lo que sería un récord desde que el instituto emisor mide el faltante en los anaqueles. Ya en enero la escasez registró un aumento de 5,8 puntos para cerrar en 28% y analistas indican que ante la menor variación que tuvieron los precios en febrero, no se descarta que la escasez haya aumentado. En los establecimientos comerciales se han agudizado los problemas de abastecimiento de rubros esenciales y, por tal motivo, en diversos locales se están limitando las ventas de alimentos así como de los productos de higiene personal y de las medicinas, según reportó el diario El Universal.

viernes, 14 de marzo de 2014

Maduro sienta las bases para desconocer la deuda comercial a 6,30 (y el dolar @81)

VenePirámides 
El pago de parte de la deuda generada por las importaciones no liquidadas por Cadivi se efectuará a la paridad del Sicad II, según interpretan desde el sector privado. El convenio cambiario número 27, que autoriza las operaciones del nuevo mercado, señala que se reconocerán a los tipos de cambio anteriores aquellas operaciones de venta de divisas cuya liquidación hubiese sido gestionada ante el Banco Central de Venezuela (BCV). Eso significa que aquellas empresas que tienen las autorizaciones de adquisición de divisas (AAD), pero no las autorizaciones de liquidación de divisas (ALD) recibirán los pagos pendientes a una tasa elevada. El artículo 21 del convenio 27 detalla que "se derogan los artículos 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12 del convenio cambiario número 14 del 8 de febrero de 2013, publicado en la Gaceta Oficial N° 40.108 del 8 de febrero de 2013. Las operaciones de venta de divisas previstas en los artículos 6, 7, 8, 9 y 10 del citado convenio cambiario número 14, cuya liquidación hubiere sido solicitada al Banco Central de Venezuela a la fecha del presente convenio, se liquidarán al tipo de cambio de venta establecido en los mencionados artículos del convenio cambiario número 14 de fecha 8 de febrero de 2013, según corresponda". Ese convenio número 14 reconocía la liquidación a la tasa de 4,30 bolívares (el tipo de cambio anterior a 6,30 bolívares) de aquellas autorizaciones que hubiesen sido aprobadas por Cadivi enviadas al BCV entre julio de 2012 y febrero de 2013 y que correspondieran a importaciones de los sectores: alimentos, salud, comercio, comunicaciones-prensa, electrodoméstico y telecomunicaciones. Abogados consultados indican que tal como está redactada la disposición 21 se entiende que si la empresa recibió su ALD y el Central entregó el número de confirmación recibirá las divisas pendientes a la tasa pactada, que sería la de 4,30 bolívares, pero si la empresa cuenta sólo con el AAD, la deuda se atenderá a la tasa que surja de las operaciones del Sicad II. Esta es también la percepción que hay entre los empresarios. El análisis de la Asociación Venezolana de Distribuidores de Equipos Médicos, Odontológicos, de Laboratorios y Afines (Avedem) no deja lugar a dudas. Desde ese gremio, incluso, advirtieron ayer al Ejecutivo nacional que pagar la deuda por importaciones no liquidadas a la paridad del Sicad II condenará a la quiebra a muchas empresas. "El convenio cambiario 27 deroga los artículos del convenio 14. Eso significa que sólo las empresas que enviaron al BCV la solicitud de liquidación se salvan", dijo una fuente ligada a Avedem. Sin embargo, aseguró que son pocos los casos en que se materializó la solicitud de liquidación, ya que Cadivi acumulaba meses sin emitir la Autorización de Liquidación de Divisas (ALD). Recordó que el sector privado tuvo que asumir pérdidas cambiarias con el paso del tipo de cambio de 4,30 a 6,30 bolívares por dólar, pero aseguró que ahora el impacto será mayor. Un directivo de una ensambladora de vehículos coincidió con el criterio de Avedem. "No se podía solicitar al BCV la liquidación si Cadivi no entregaba la ALD y tenían al menos 300 días sin emitir una ALD", aseguró el directivo, que prefirió el anonimato. Otro empresario que prefirió omitir su nombre indicó que el artículo 21 del convenio cambiario 27 "no está nada claro" y agrega más incertidumbre a la ya difícil situación de las empresas locales. Operadores cambiarios también consideran que la redacción del artículo 21 deja en el limbo la deuda y apuntan que se tendría que redactar una norma adicional para explicar el convenio. Desde hace meses el Gobierno ha condicionado la cancelación de la deuda en dólares adquirida con los privados por concepto de importaciones no liquidadas por Cadivi. El Vicepresidente para el Área Económica, Rafael Ramírez, ha señalado que se cancelarán las obligaciones, pero ha expresado que "vamos a discutir esa deuda. Por ejemplo, hay gente que tiene deuda hace dos años, está bien, pero ya vendió el producto. ¿A qué tasa lo vendiste? Se lo vendiste al pueblo a tasa del paralelo, entonces por qué te voy a dar más dólares preferenciales", dijo en enero pasado. De acuerdo a los cálculos de Fedecámaras la deuda asciende a 13 millardos de dólares. Empresarios de distintos sectores han advertido al Ejecutivo nacional en las reuniones celebradas recientemente que sin la cancelación de la deuda difícilmente los proveedores internacionales recuperarán la confianza y reanudarán los despachos de mercancía hacia Venezuela. Jorge Roig, presidente de Fedecámaras, propuso al Gobierno nacional el pasado miércoles cinco puntos para superar la crisis económica que atraviesa el país. El segundo de esos puntos está relacionado con la cancelación de los compromisos adquiridos en el exterior por las demoras de Cadivi. "Reconocer y cancelar la deuda vencida en divisas que tiene el Estado para que las empresas puedan pagarle a los proveedores internacionales", según reportó el diario El Universal.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Maduro hipoteca la patria a China y Rusia (y el dolar @80)


VenePirámides 
La República y Pdvsa en siete años han suscrito con China y Rusia convenios en diversas áreas y dichos acuerdos han contemplado la gestión de un elevado volumen de créditos. La semana pasada el Vicepresidente para el Área Económica y ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, anunció que la República obtenía un nuevo financiamiento de China por 5 millardos de dólares para seguir alimentando el Fondo Conjunto y, adicionalmente, comentó que Pdvsa recibía otro de Rusia por 2 millardos de dólares. La información oficial evidencia que entre 2007 y lo que va de 2014 se han pactado con esos dos países préstamos por 61 millardos de dólares. Y si bien ya se ha cancelado parte de esas obligaciones, aún quedan compromisos con las instituciones de esas naciones. Los mayores compromisos Con el último crédito anunciado, los préstamos acordados con China en siete años ascienden a 53,9 millardos de dólares. Gran parte de ese dinero se ha orientado al Fondo Conjunto Chino Venezolano y al Fondo de Gran Volumen y Largo Plazo. Para ambos mecanismos se han solicitado financiamientos por 46 millardos de dólares. Al Fondo Conjunto, que es rotatorio y que se divide en tres tramos, se le han destinado 17 millardos de dólares. El primer tramo se constituyó en 2007 para lo cual el Banco de Desarrollo de China otorgó un crédito por 4 millardos de dólares que se canceló en 2011, y con el fin de seguir alimentando el esquema, en junio del mismo año se renovó por 4 millardos más. La semana pasada las autoridades señalaron que la renovación de este tramo se realiza por una cantidad mayor, 5 millardos de dólares. La segunda parte del Fondo Conjunto se constituyó en 2009 también por un monto de 4 millardos de dólares, cuyo pago se concretó en 2012 y en agosto del mismo año se tramitó un nuevo financiamiento por 4 millardos de dólares, que todavía se está cancelando. A fines del pasado año las autoridades señalaron que el esquema se ampliaba a un tercer tramo para lo cual en noviembre se pactó un crédito por 5 millardos de dólares. Además de ese mecanismo, se tiene el Fondo de Gran Volumen y Largo Plazo, que se nutre de un financiamiento a 10 años por 20 millardos de dólares, que se está pagando. A fines de 2013 las autoridades dijeron que de los créditos para esos fondos, ya se han cancelado 20 millardos de dólares. Ademas del dinero para los fondos especiales, el Gobierno ha tramitado préstamos para proyectos habitacionales. Para el área de vivienda se pactaron 1,5 millardos de dólares con el Banco de Industria y Comercio. No sólo el Gobierno se financia con el país asiático, también Pdvsa recurre a China. Entre 2011 y 2012 la industria gestionó dos créditos con el Banco de Desarrollo de China por 2 millardos de dólares para atender los proyectos de refinación y la compra de equipos, y en 2013 concretó una línea de 4 millardos de dólares para Petrosinovensa y otro préstamo por 391 millones de dólares para la construcción de un terminal marítimo en Pequiven en Morón. El endeudamiento con ese país, según lo indicado recientemente por las autoridades, seguirá en ascenso. El Gobierno ha buscado financiamiento en otros países y uno de ellos ha sido Rusia, que ha otorgado 7 millardos de dólares. En 2011 se acordó con esa nación una línea por 4 millardos para la inversión militar. Ese préstamo todavía se encuentra en ejecución, pues hasta el tercer trimestre del pasado año se había desembolsado el 50%. Para aumentar la producción y garantizar más recursos a los proyectos de la Faja, la estatal petrolera ha pactado otros créditos por el orden de los 3 millardos de dólares. Dichos financiamientos se han previsto con Gazprombank y con la empresa Rosneft. Las autoridades aseguraron que se contemplan nuevos préstamos con Rusia, que tramitará el Ministerio de Finanzas, según reportó el diario El Universal.

martes, 11 de marzo de 2014

El Madurismo "actualiza" la tarjeta de racionamiento con tecnología del siglo XXI (y el dolar @80)


VenePirámides
Angel Alayón publica en ProDaVinci unas consideraciones interesantes sobre la novísima Tarjeta Electrónica de Racionamiento (TER) que por su importacia reproducimos para ustedes: Nicolás Maduro lo anunció con un nombre rimbombante: “Tarjeta de abastecimiento seguro”. No habló de racionamiento: ‘no hay que nombrar lo malo’, recomiendan siempre los expertos en branding. Pero la explicación del objetivo de la tarjeta reveló las consecuencias de su implantación: la tarjeta servirá “para acabar con especuladores y bachaqueros” a través de su uso por parte de los consumidores en las redes de distribución estatales. Unamos los puntos: la tarjeta de abastecimiento seguro sólo puede contrarrestar a los especuladores y bachaqueros si y sólo si raciona las ventas; es decir, si y sólo si la tarjeta es un mecanismo que limita cuánto y qué pueden comprar los ciudadanos. La lógica subyacente es la presunción (lógica, que ya han hecho pública) de que hay gente que compra productos en las redes de estatales de distribución para venderlos por fuera a un precio mayor o contrabandear. Por lo tanto, continúa el argumento, deben limitarse y controlarse las cantidades vendidas a los consumidores para combatir esas prácticas. Llámalo amor si quieres: bienvenidos al racionamiento del siglo XXI.  

El racionamiento es la consecuencia directa de la escasez. Una escasez que tuvo como causa temprana en este siglo XXI la implementación de los controles de precios en el año 2003 y que se ha agravado luego del colapso del modelo cambiario, afectando a prácticamente todos los sectores de la economía venezolana. Las causas del problema no son los especuladores y los bachaqueros. Las causas del problema están en el modelo económico y sus políticas generadoras de escasez. Especuladores y bachaqueros son una consecuencia del modelo. De hecho, se puede afirmar sin sudar mucho que la presencia y actuación de especuladores y bachaqueros son una característica ineludible del modelo. El racionamiento no funciona para solucionar las causas de la escasez: sólo la administra, sólo la distribuye. El retroceso no es poco: de un país en el que se distribuía la renta petrolera, a un país en el que se distribuye lo que ya no alcanza para todos. Un país en el que el gobierno se encarga de distribuir ausencias. Ya el racionamiento se había instalado en Venezuela antes de la “tarjeta de abastecimiento seguro”. En muchos establecimientos, privados o estatales, no te permiten llevar más de cierta cantidad de los productos escasos. Muchas veces el método de racionamiento es la cola, en la que los venezolanos pagan, además del precio en la caja, con su tiempo. El que llega más temprano a la puerta del comercio es el que obtiene el producto. En algunos sitios marcan a las personas con números en los brazos para evitar desórdenes públicos. Es la búsqueda del orden frente al anaquel vacío. La tarjeta de abastecimiento es la formalización de un mecanismo de racionamiento que es inevitable (y lamentable) cuando hay insuficientes productos para satisfacer las cantidades que desean los consumidores.  

El anuncio de la implementación de la “tarjeta de abastecimiento” es una pieza de información clave para entender qué espera el gobierno de la economía en el futuro cercano. Formalizar un sistema de racionamiento sólo puede significar una cosa: el gobierno considera que el problema de la escasez no podrá resolverse en el corto plazo. La formalización del racionamiento nos hace viajar en el tiempo a los viejos y conocidos resultados del llamado socialismo clásico del siglo XX: un kilo de arroz al mes en Polonia, 460 gramos de pollo en Cuba, medio kilo de harina de trigo en Rumania, 700 gramos de azúcar en Vietnam. ¿Es el racionamiento una característica del socialismo del siglo XXI? ¿O el gobierno está dispuesto a girar el timón de la economía para combatir la escasez? En Corea del Norte, las raciones de arroz se recortaron por primera vez en 1973. Quien recibía 700 gramos al mes empezó a recibir 607. En 1987, la ración cayó a 547gramos. El gobierno de Corea del Norte nunca ha llamado a estos recortes por su nombre. Estas disminuciones de las raciones de arroz han sido llamadas “donaciones voluntarias” al gobierno. En tiempos de escasez, el hambre se convierte en la última de las ofrendas de los ciudadanos a un gobierno que no puede garantizar la disponibilidad de alimentos. Se trata del hambre como tributo. De eufemismos también se muere.  

El hambre y los alimentos tienen una larga tradición como instrumentos del poder político. El racionamiento tiene un puesto destacado en esa larga historia de lamentos. Nunca se trata sólo de una respuesta burocrática contra la escasez. Se trata también de un mecanismo subyugante, un mecanismo de dominación, un mecanismo que ha sido utilizado con eficacia para el control político. Unos kilos de comida que fingen apuntar hacia los estómagos, pero cuyo último destino es el alma ciudadana.  

La inflación es un problema superado en el mundo. La escasez ni siquiera se mide en países tan cercanos como Colombia o Brasil. La disponiblidad de bienes se da por descontado. Los ciudadano de esos países no se preocupan sobre conseguir los alimentos o las medicinas que necesitan cada vez que van al mercado o a la farmacia. Tampoco temen que alguien les diga que no pueden comprar las cantidades que quieran de lo que deseen. ¿Estaremos a tiempo, como país, de voltear a los lados y reconocer que no tenemos por qué descender más en el abismo que nos ofrece un modelo económico cuya característica emblemática es la escasez?

lunes, 10 de marzo de 2014

El vacío que dejó Chávez (y el dolar@88)


VenePirámides 
Anaqueles vacíos y largas filas de personas son el común denominador en los establecimientos que venden alimentos. En las últimas semanas se ha incrementado considerablemente la demanda frente a una oferta de productos cada vez más mermada. Esto despierta serias preocupaciones en el sector comercial, donde se registran bajas considerables en los inventarios de alimentos y productos de primera necesidad. Fuentes del sector informaron que en estos momentos los comercios tienen "los inventarios más bajos de la historia" y que no sólo hay fallas en rubros básicos sino en todas las categorías de productos. Los despachos hacia las cadenas de supermercados están entre 20% y 30%, lo que quiere decir que por cada 100 productos que solicitan reciben entre 20 y 30. Advierten que la situación de escasez es "grave". La mercancía que llega a los establecimientos se coloca de una vez en los pisos de venta. La reposición no va al mismo ritmo de la demanda, por lo que es difícil para los comercios almacenar productos en los depósitos. Los rubros de la cesta básica, que son los regulados, duran minutos en oferta mientras que los secundarios rotan a un ritmo superior al promedio. En algunas categorías, como galletas, cereales, bebidas no alcohólicas, entre otros, han disminuido las variedades y presentaciones. Los proveedores han señalado que las industrias tienen poca materia prima y la están empleando en fabricar los productos que tienen mayor demanda. Eso ha mermado el abastecimiento. Explican que hay un esfuerzo por parte de las industrias y mucho interés de parte del Gobierno para que lleguen constantemente alimentos a los establecimiento, pero ha sido imposible sostener la oferta debido a la creciente demanda. En el interior del país el abastecimiento es mucho más crítico que en Caracas y han detectado que hay personas que viajan a la capital para comprar aquellos productos que tardan, hasta un mes, en llegar a otros estados. Consideran que la situación se agudizará en los próximos meses debido a que las industrias que fabrican alimentos tienen poca materia prima e insumos, y no han recibido dólares en la cantidad y el tiempo que requieren para hacer sus reposiciones de inventarios. El ciudadano común es quien carga con las consecuencias del desabastecimiento, pues para comprar alimentos debe someterse a largas horas de cola en condiciones que llegan a ser discriminatorias. En muchos establecimientos los clientes hacen colas al sol. A Makro de La Urbina las personas llegan desde las 5 de la mañana. Deben registrarse para pedir un pase y luego deben hacer una cola, en el sótano oscuro y con fuerte olor a cloaca, donde les entregan un número para entrar a un espacio acondicionado en "la salida 2" donde están los rubros regulados. En la punta de la cola, que ayer tenía más de 500 metros, hay un cartel que advierte: "sólo podrán facturar los rubros regulados 'en efectivo'". La persona que tenía el número 150 llegó a las 6 de la mañana y logró entrar al establecimiento a la 1 y 30 minutos de la tarde. Pero todavía le faltaba hacer la cola para pagar. El esfuerzo era para comprar cuatro kilos de harina, cuatro de leche, dos de azúcar y hasta 12 kilos de arroz. En los supermercados la situación del abastecimiento es similar. Aquellos que ayer recibieron productos registraron afluencia de clientes y largas colas. Se evidenciaron anaqueles vacíos o con pocos productos, que dan fe de la escasez, según reportó el diario El Universal.