VenePirámides
Cerca de 195.000 clientes, entre personas naturales y jurídicas, están a la espera de que los interventores de las casas de bolsa y sociedades de corretaje intervenidas, traspasen la custodia de los bonos a la Caja Venezolana de Valores, para poder disponer del destino de sus títulos en dólares (papeles de la deuda pública), según reportó el diario El Nacional (por suscripción).
Al cierre de julio de 2010 se contaron 304.000 inversionistas registrados en la CVV, pero sólo 109.000 tienen saldo disponible en esa institución por 3,4 millados de dólares (8,9 millardos de bolívares actuales).
Las casas de bolsa inoperantes para transacciones con títulos de la deuda pública han enviado desde mayo comunicados a la Comisión Nacional de Valores, institución cuyo nombre fue cambiado a Superintendencia Nacional de Valores, para que se proceda al traspaso de la custodia de los títulos denominados en dólares. Sin embargo, no se ha recibido respuesta alguna. Tomás Sánchez, Superintendente de Valores duda y vacila, es incapáz de tomar decisión alguna, y nada le importan las penurias de los inversionistas.
Cerca de 195.000 clientes, entre personas naturales y jurídicas, están a la espera de que los interventores de las casas de bolsa y sociedades de corretaje intervenidas, traspasen la custodia de los bonos a la Caja Venezolana de Valores, para poder disponer del destino de sus títulos en dólares (papeles de la deuda pública), según reportó el diario El Nacional (por suscripción).
Al cierre de julio de 2010 se contaron 304.000 inversionistas registrados en la CVV, pero sólo 109.000 tienen saldo disponible en esa institución por 3,4 millados de dólares (8,9 millardos de bolívares actuales).
Las casas de bolsa inoperantes para transacciones con títulos de la deuda pública han enviado desde mayo comunicados a la Comisión Nacional de Valores, institución cuyo nombre fue cambiado a Superintendencia Nacional de Valores, para que se proceda al traspaso de la custodia de los títulos denominados en dólares. Sin embargo, no se ha recibido respuesta alguna. Tomás Sánchez, Superintendente de Valores duda y vacila, es incapáz de tomar decisión alguna, y nada le importan las penurias de los inversionistas.
Como que la intervencion de una entidad financiera sigue el mismo patron, independientemente de la nacionalidad de la entidad, suena a la misma suerte de los depositantes de un banco off shore en una islita de bananaeros cuyas iniciales son el SIB
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