VenePirámides
El descalabro del Mercado de Capitales comenzó a gestarse en el año 2.000, cuando una empresa estadounidense, AES Corporation, compró La Electricidad de Caracas y retiró buena parte de las acciones que hasta entonces habían significado una excelente opción para los pequeños inversionistas. En el 2007 la administración de Hugo Chávez estatizó la principal empresa de telecomunicaciones del país, la Cantv, retirando del mercado a la acción estrella de la bolsa que gracias a que sus títulos también se transaban en Nueva York permitía la compra de divisas en medio del control de cambio. Mientras se mantuvo en cotización la Cantv representó cada año más de 50% del monto negociado en acciones y miles de venezolanos recibieron un dividendo superior al que habría significado colocar el dinero en la banca.
El mercado entró en terapia intensiva con las "expropiaciones" de empresas y activos de empresas cuyas acciones cotizan en la Bolsa de Valores de Caracas. Los ejemplos más resonados de ello fueron las expropiaciónes de Cemex Venezuela, de las subsidiarias Venprecar y Orinoco Iron de Sivensa, y de los muelles y remolcadores de Terminales Maracaibo. En todos estos casos el Estado se apropió de empresas y de sus activos sin que mediara compensación alguna para los accionistas de control o para los miles de minoritarios a los cuales la Comisión Nacional de Valores (ahora Superintendencia Nacional de Valores) y la República tienen obligación legal de proteger. En el caso de Cemex Venezuela la CNV inclusive cometió la atrocidad de suspender la cotización de la acción, lo que negó a sus tenedores inclusive la posibilidad de venderlas o conocer su precio. A esta fecha la cotización de la acción sigue suspendida.
Los santos óleos fueron suministrados, sin que ello conllevara el perdón de los "pecados" supuestamente cometidos, con la intervención de prácticamente todas las casas de bolsa y la prohibición de que intermedien o posean Bonos de la Deuda Pública parece haber decretado, de facto, el fin de la Bolsa de Valores de Caracas, organización que desde su surgimiento en 1947 se convirtió en la principal referencia del mercado de capitales.
El viernes tan solo se realizaron once operaciones y los montos negociados han caído a niveles ínfimos. En los primeros siete meses de este año en las transacciones de acciones y bonos han circulado 196,7 millones de bolívares, es decir, 96% menos que en el mismo lapso de 2009, según reportó el diario El Universal.
Datos de la Federación Iberoamericana de Bolsas desnudan que en el primer semestre el monto negociado en Caracas equivale a 31,98 millones de dólares, mientras que en Colombia es de 10 mil 502 millones y en Perú mil 812 millones.
Con la caída del Muro de Berlín los países socialistas dejaron atrás el período en que señalaban a los mercados bursátiles como la muestra evidente de la codicia y la incertidumbre diaria del capitalismo, asumiendo que constituyen una herramienta para dirigir recursos desde donde hay excedentes hacia donde se requieren para impulsar proyectos.
Con la emisión de bonos y acciones las empresas obtienen financiamiento en condiciones que generalmente son más beneficiosas que recibir un préstamo bancario.
En el otro extremo, es el caso de Venezuela, pequeños inversionistas, cajas de ahorros y fondos de jubilados reciben la oportunidad de colocar el dinero en instrumentos más rentables que la tasas de interés bancarias y diversificar opciones.
Aída Lamus, ex presidenta de la Comisión Nacional de Valores, indica que "el ahorro privado es esencial para el desarrollo de los países y en Venezuela lo canalizamos hacia el dólar porque somos un país donde se produce petróleo, hierro, acero, aluminio y no es posible invertir en ninguno de estos sectores, lo correcto habría sido expandir a la bolsa, se está haciendo un funeral de algo que habrá que reflotar".
Añade que en el remolino que ha llevado a la intervención de las casas de bolsa hubo fallas de los corredores pero también de los supervisores y la solución correcta no es "decretar la muerte del mercado, teníamos un camino donde se perfilaba la integración con otras bolsas de Latinoamérica y de España como puerta de entrada a Europa para la colocación de acciones de empresas del país".
Alexis Mena, economista especializado en el área bursátil, no duda en señalar que "el virtual cierre de la bolsa es un retroceso en el camino que tenemos que transitar para crear una alternativa de inversión".
El Gobierno aprobó una ley para crear la Bolsa Pública que obliga a la Superintendencia Nacional de Valores a desarrollar "disposiciones especiales para el financiamiento, mediante procesos de oferta pública, de las comunidades organizadas, así como de la pequeña y mediana industria".
No obstante aun no hay pasos concretos hacia la creación de este mercado y corredores se preguntan cómo funcionará si todo apunta a la liquidación definitiva de las casas de bolsa.
Otra interrogante es si habrá atractivo en invertir en empresas "socialistas" no enfocadas en la búsqueda de dividendos. A nosotros no nos queda duda alguna: invertir el dinero en empresas socialistas será sin duda la mejor manera de desprenderse definitivamente de su dinero.
El descalabro del Mercado de Capitales comenzó a gestarse en el año 2.000, cuando una empresa estadounidense, AES Corporation, compró La Electricidad de Caracas y retiró buena parte de las acciones que hasta entonces habían significado una excelente opción para los pequeños inversionistas. En el 2007 la administración de Hugo Chávez estatizó la principal empresa de telecomunicaciones del país, la Cantv, retirando del mercado a la acción estrella de la bolsa que gracias a que sus títulos también se transaban en Nueva York permitía la compra de divisas en medio del control de cambio. Mientras se mantuvo en cotización la Cantv representó cada año más de 50% del monto negociado en acciones y miles de venezolanos recibieron un dividendo superior al que habría significado colocar el dinero en la banca.
El mercado entró en terapia intensiva con las "expropiaciones" de empresas y activos de empresas cuyas acciones cotizan en la Bolsa de Valores de Caracas. Los ejemplos más resonados de ello fueron las expropiaciónes de Cemex Venezuela, de las subsidiarias Venprecar y Orinoco Iron de Sivensa, y de los muelles y remolcadores de Terminales Maracaibo. En todos estos casos el Estado se apropió de empresas y de sus activos sin que mediara compensación alguna para los accionistas de control o para los miles de minoritarios a los cuales la Comisión Nacional de Valores (ahora Superintendencia Nacional de Valores) y la República tienen obligación legal de proteger. En el caso de Cemex Venezuela la CNV inclusive cometió la atrocidad de suspender la cotización de la acción, lo que negó a sus tenedores inclusive la posibilidad de venderlas o conocer su precio. A esta fecha la cotización de la acción sigue suspendida.
Los santos óleos fueron suministrados, sin que ello conllevara el perdón de los "pecados" supuestamente cometidos, con la intervención de prácticamente todas las casas de bolsa y la prohibición de que intermedien o posean Bonos de la Deuda Pública parece haber decretado, de facto, el fin de la Bolsa de Valores de Caracas, organización que desde su surgimiento en 1947 se convirtió en la principal referencia del mercado de capitales.
El viernes tan solo se realizaron once operaciones y los montos negociados han caído a niveles ínfimos. En los primeros siete meses de este año en las transacciones de acciones y bonos han circulado 196,7 millones de bolívares, es decir, 96% menos que en el mismo lapso de 2009, según reportó el diario El Universal.
Datos de la Federación Iberoamericana de Bolsas desnudan que en el primer semestre el monto negociado en Caracas equivale a 31,98 millones de dólares, mientras que en Colombia es de 10 mil 502 millones y en Perú mil 812 millones.
Con la caída del Muro de Berlín los países socialistas dejaron atrás el período en que señalaban a los mercados bursátiles como la muestra evidente de la codicia y la incertidumbre diaria del capitalismo, asumiendo que constituyen una herramienta para dirigir recursos desde donde hay excedentes hacia donde se requieren para impulsar proyectos.
Con la emisión de bonos y acciones las empresas obtienen financiamiento en condiciones que generalmente son más beneficiosas que recibir un préstamo bancario.
En el otro extremo, es el caso de Venezuela, pequeños inversionistas, cajas de ahorros y fondos de jubilados reciben la oportunidad de colocar el dinero en instrumentos más rentables que la tasas de interés bancarias y diversificar opciones.
Aída Lamus, ex presidenta de la Comisión Nacional de Valores, indica que "el ahorro privado es esencial para el desarrollo de los países y en Venezuela lo canalizamos hacia el dólar porque somos un país donde se produce petróleo, hierro, acero, aluminio y no es posible invertir en ninguno de estos sectores, lo correcto habría sido expandir a la bolsa, se está haciendo un funeral de algo que habrá que reflotar".
Añade que en el remolino que ha llevado a la intervención de las casas de bolsa hubo fallas de los corredores pero también de los supervisores y la solución correcta no es "decretar la muerte del mercado, teníamos un camino donde se perfilaba la integración con otras bolsas de Latinoamérica y de España como puerta de entrada a Europa para la colocación de acciones de empresas del país".
Alexis Mena, economista especializado en el área bursátil, no duda en señalar que "el virtual cierre de la bolsa es un retroceso en el camino que tenemos que transitar para crear una alternativa de inversión".
El Gobierno aprobó una ley para crear la Bolsa Pública que obliga a la Superintendencia Nacional de Valores a desarrollar "disposiciones especiales para el financiamiento, mediante procesos de oferta pública, de las comunidades organizadas, así como de la pequeña y mediana industria".
No obstante aun no hay pasos concretos hacia la creación de este mercado y corredores se preguntan cómo funcionará si todo apunta a la liquidación definitiva de las casas de bolsa.
Otra interrogante es si habrá atractivo en invertir en empresas "socialistas" no enfocadas en la búsqueda de dividendos. A nosotros no nos queda duda alguna: invertir el dinero en empresas socialistas será sin duda la mejor manera de desprenderse definitivamente de su dinero.
Muy buen post. Procuraré seguirte a menudo.
ResponderBorrarUn abrazo desde España
huertoimprovisado