miércoles, 22 de septiembre de 2010

El BCV le pone la alfombra roja al endeudamiento del país

VenePirámides
El 2 de diciembre de 2009, el directorio del Banco Central comenzó a instrumentar una política que se ha convertido en una eficaz herramienta para que la administración de Hugo Chávez obtenga recursos a través de la venta de bonos a las entidades financieras.

Básicamente, el BCV se aseguró de que el dinero que los bancos no otorgan en créditos no tuviese otro destino que los bonos que cada semana vende el Ministerio de Finanzas para cuadrar el presupuesto.

La medida consistió en restringir la compra de sus propios papeles. Para regular la cantidad de dinero en circulación y tratar de controlar la inflación, el BCV le vende a la banca una serie de títulos que le restaban espacio a los de Finanzas, por lo que tomó decisiones.

El 2 de diciembre le indicó a los bancos que el saldo de bonos del BCV en el portafolio no puede superar el monto que había al cierre del 27 de noviembre de 2009.

Así, en los primeros siete meses de este año el monto del dinero colocado por las torres bancarias en bonos y letras del tesoro emitidos por Finanzas aumenta 78% desde 22 mil 282 millones de bolívares hasta 39 mil 679 millones, según datos de la Superintendencia de Bancos.

En este mismo lapso, el dinero invertido en bonos del Banco Central solo aumenta 3% para ubicarse en 10 mil 616 millones de bolívares.

Tesoreros consultados indican que la recomposición del portafolio tiene varios efectos. Los bancos aumentan el dinero colocado en bonos de largo plazo mientras que las captaciones del público están a corto plazo, y además asumen mayor riesgo en la capacidad de pago del Gobierno, según reportó el diario El Universal.

En el extremo positivo, los beneficios provenientes de los bonos del Estado son libres de impuestos y reportan ganancias muy importantes en momentos en que la recesión ha disminuido las solicitudes de crédito.

Para el Banco Central el declive en la colocación de sus papeles se traduce en ahorro de costos. Las cifras oficiales indican que el pago de intereses que cada semestre realiza el BCV desciende 80% en el primer semestre desde 1,5 millardos hasta 347,5 millones.

Hay otro efecto a tomar en cuenta. Cuando el Banco Central coloca sus papeles absorbe dinero de la banca que deja inmovilizado en sus bóvedas a fin de que salga de circulación y no se convierta en combustible para la inflación, mientras que el Ministerio de Finanzas recibe los fondos y los reinyecta en la economía al pagar salarios o deudas con las empresas.

No obstante, analistas consideran que actualmente la inflación tiene un componente muy importante de fallas de oferta y no de exceso de demanda, de tal forma que el BCV solo lograría profundizar la recesión si retira mayor cantidad de dinero de la economía.

Al final el impacto más importante está en el incremento de la deuda del Gobierno. Después de las colocaciones del primer semestre los bonos y letras del tesoro que el Gobierno tiene que cancelar al vencimiento representan, en total, 72,6 millardos de bolívares, una magnitud que se traduce en un alza de 42% respecto al cierre de 2009.

Al mismo tiempo la deuda en dólares ha crecido y al cierre del segundo trimestre de este año se ubica en 59 mil 783 millones de dólares según cifras del Banco Central.

A lo anterior se añade el uso de 9 mil 500 millones de dólares de una línea de financiamiento suscrita con China por el orden de 20 mil millones.

Los indicadores clásicos apuntan a que el tamaño de la deuda venezolana no es razón para preocuparse, en términos del PIB, de acuerdo con las estadísticas oficiales, se ubica por debajo de 40% y el perfil de vencimiento es favorable.

No obstante crece velozmente y las proyecciones apuntan a que en 2012 el Gobierno se endeudará mucho más para expandir el gasto en un nuevo año electoral.

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