Cuando Jason Green, un ejecutivo de Stanford Group, quería que sus ejecutivos vendieran más CD’s de Stanford International Bank (SIB), sabía qué escrituras bíblicas citar: Proverbios 13:11. “la riqueza de los esquemas para enriquecer rápidamente desaparece velozmente; la riqueza del trabajo duro florece”, dijo Green, citando un pasaje bíblico en un e-mail del 2005 dirigido a su equipo de “superestrellas”, según reporta Bloomberg. El correo tenía por objeto motivarlos para que vendieran en tres meses USD 62.5 millones en CD’s para optar a ganar un viaje a Zurich y conocer al fundador de la empresa, Sir Allen Stanford.
Hank Mills, un Asesor Financiero de Stanford, recuenta una llamada telefónica que recibió de un hombre agonizante que decidió encargar a Stanford de administrar su dinero. “Rezamos juntos,” dice Mills en el video. “Compartimos su situación financiera, y él decidió que deseaba que yo fuera la persona encargada de tutelar los intereses de su familia cuando falleciera..”
La religión era parte de la cultura de la Junta Directiva de Stanford. James Davis, el Chief Financial Officer de Stanford Group basado en Menphis, Tennessee, rutinariamente tomada a sus empleados por los hombros, los miraba a los ojos y rezaba por ellos. Otro empleado aseguró que Davis siempre comenzaba las reuniones con una oración.
Entrevistas con 21 empleados de Stanford a lo largo de 3 años develan que la fe religiosa, relaciones personales y la dirección férrea de Stanford desarrollaron un cultura que ayudó a promocionar los CD’s de SIB, que son el núcleo de lo que la SEC llama “un esquema Ponzi gigantesco” de unos USD 8 billones.
Stanford y sus principales ejecutivos fueron objeto de una exhaustiva adoctrinación religiosa por el Opus Dei. Nunca olvidaron la enseñanza de “a Dios rogando y con el mazo dando”
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario