VenePirámides
La pretensión del Gobierno nacional de producir y vender vehículos masivamente se estrelló con la realidad. A cuatro años del nacimiento de Venirauto y poco más de un año de la creación de la filial automotriz de Comerso, la oferta estatal en el sector es escasa y tampoco cuenta con una red para atender al mercado.
Cuando a los empleados del estacionamiento de la torre oeste de Parque Central se les pregunta por el Concesionario Socialista lo primero que exhiben es una sonrisa. "Aquí venía mucha gente a preguntar, pero sólo tenían los carros guardados y desde hace un tiempo los quitaron", dijo uno de ellos.
La zona F del sótano tres fue el sitio escogido por el ex ministro de Comercio, Eduardo Samán, para el funcionamiento del primer concesionario de Comerso. Hoy ese espacio está desocupado y no hay rastros del proyecto que nació el 23 de diciembre de 2009.
Ese día el Ejecutivo vendió carros en la Plaza Caracas a particulares. Fueron 300 unidades, entre Venirauto y un lote importado directamente por el Estado del sello Volkswagen. Hugo Chávez aseguró que eso apenas era el comienzo y que seguirían comprando autos para vender y no "para ponerlos en manos" de los distribuidores privados.
Por su parte, Samán destacó que combatirían "la especulación automotriz capitalista, donde ganan el 300% ó 400%" y que aquella era "una pequeña muestra" de lo que lograrían.
Sin embargo, hasta ahora el Gobierno apenas ha entregado 5.900 vehículos, según informó a finales de enero Richard Canán, recientemente destituido de la cartera de Comercio.
Varios son los obstáculos que ha enfrentado el proyecto estatal. El primero de ellos es el rendimiento de Venirauto. De acuerdo a las cifras oficiales, la ensambladora venezolana-iraní sólo fabricó 3.872 automóviles, incluyendo 1.422 unidades "recuperadas o concluidas de patio".
Esa cantidad está por debajo de las dos metas de producción anunciadas por las autoridades para el año pasado. En noviembre de 2009 el ex ministro de Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias, Jesse Chacón, prometió ensamblar 16.000 carros para 2010. A mediados del año pasado Manuel Mora, antiguo presidente de Venirauto, bajó la meta a 5.400, cifra que tampoco se cumplió.
Desde que decidió incursionar en el negocio automotor, el Estado tampoco ha construido una red de distribución y servicio post-venta para los vehículos que produce e importa.
A diferencia de lo que ha ocurrido en otros sectores donde el Estado se ha convertido en un actor principal, como en el de los alimentos, en el área automotriz apenas cuenta con puntos de comercialización.
Esta situación ha hecho que los consumidores interesados en adquirir un vehículo producido o importado por el Estado con el atractivo de un precio más económico que el de los privados no encuentren donde comprarlo.
En el caso de Venirauto la página web de la empresa asegura que apenas tiene tres concesionarios en todo el país, ubicados en Caracas, Valencia y Puerto Ordaz. La escasa estructura de comercialización ha propiciado irregularidades.
El portal de la ensambladora advierte que "no está promocionando ni vendiendo vehículos a través de personas, oficinas y/o terceros en ninguna parte del territorio nacional" y que "no se hace responsable por fraudes o estafas a personas que depositen dinero en cuentas personales o que realicen cualquier transacción con personas ajenas a la empresa", según reportó el diario El Universal.
En el caso de las importaciones el Gobierno se ha limitado a entregar vehículos por asignación a personas con discapacidad, funcionarios públicos y a profesionales recién egresados, ya que no hay establecimientos donde los consumidores puedan adquirir los vehículos.
Incluso, el registro electrónico que habilitó el ministerio de Comercio el año pasado para quienes deseaban optar a la compra de un automóvil está inactivo. "Se están procesando las solicitudes, disculpe las molestias. Una vez finalizada esta operación se abrirá nuevamente el registro", dice el link de Comerso.
La pretensión del Gobierno nacional de producir y vender vehículos masivamente se estrelló con la realidad. A cuatro años del nacimiento de Venirauto y poco más de un año de la creación de la filial automotriz de Comerso, la oferta estatal en el sector es escasa y tampoco cuenta con una red para atender al mercado.
Cuando a los empleados del estacionamiento de la torre oeste de Parque Central se les pregunta por el Concesionario Socialista lo primero que exhiben es una sonrisa. "Aquí venía mucha gente a preguntar, pero sólo tenían los carros guardados y desde hace un tiempo los quitaron", dijo uno de ellos.
La zona F del sótano tres fue el sitio escogido por el ex ministro de Comercio, Eduardo Samán, para el funcionamiento del primer concesionario de Comerso. Hoy ese espacio está desocupado y no hay rastros del proyecto que nació el 23 de diciembre de 2009.
Ese día el Ejecutivo vendió carros en la Plaza Caracas a particulares. Fueron 300 unidades, entre Venirauto y un lote importado directamente por el Estado del sello Volkswagen. Hugo Chávez aseguró que eso apenas era el comienzo y que seguirían comprando autos para vender y no "para ponerlos en manos" de los distribuidores privados.
Por su parte, Samán destacó que combatirían "la especulación automotriz capitalista, donde ganan el 300% ó 400%" y que aquella era "una pequeña muestra" de lo que lograrían.
Sin embargo, hasta ahora el Gobierno apenas ha entregado 5.900 vehículos, según informó a finales de enero Richard Canán, recientemente destituido de la cartera de Comercio.
Varios son los obstáculos que ha enfrentado el proyecto estatal. El primero de ellos es el rendimiento de Venirauto. De acuerdo a las cifras oficiales, la ensambladora venezolana-iraní sólo fabricó 3.872 automóviles, incluyendo 1.422 unidades "recuperadas o concluidas de patio".
Esa cantidad está por debajo de las dos metas de producción anunciadas por las autoridades para el año pasado. En noviembre de 2009 el ex ministro de Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias, Jesse Chacón, prometió ensamblar 16.000 carros para 2010. A mediados del año pasado Manuel Mora, antiguo presidente de Venirauto, bajó la meta a 5.400, cifra que tampoco se cumplió.
Desde que decidió incursionar en el negocio automotor, el Estado tampoco ha construido una red de distribución y servicio post-venta para los vehículos que produce e importa.
A diferencia de lo que ha ocurrido en otros sectores donde el Estado se ha convertido en un actor principal, como en el de los alimentos, en el área automotriz apenas cuenta con puntos de comercialización.
Esta situación ha hecho que los consumidores interesados en adquirir un vehículo producido o importado por el Estado con el atractivo de un precio más económico que el de los privados no encuentren donde comprarlo.
En el caso de Venirauto la página web de la empresa asegura que apenas tiene tres concesionarios en todo el país, ubicados en Caracas, Valencia y Puerto Ordaz. La escasa estructura de comercialización ha propiciado irregularidades.
El portal de la ensambladora advierte que "no está promocionando ni vendiendo vehículos a través de personas, oficinas y/o terceros en ninguna parte del territorio nacional" y que "no se hace responsable por fraudes o estafas a personas que depositen dinero en cuentas personales o que realicen cualquier transacción con personas ajenas a la empresa", según reportó el diario El Universal.
En el caso de las importaciones el Gobierno se ha limitado a entregar vehículos por asignación a personas con discapacidad, funcionarios públicos y a profesionales recién egresados, ya que no hay establecimientos donde los consumidores puedan adquirir los vehículos.
Incluso, el registro electrónico que habilitó el ministerio de Comercio el año pasado para quienes deseaban optar a la compra de un automóvil está inactivo. "Se están procesando las solicitudes, disculpe las molestias. Una vez finalizada esta operación se abrirá nuevamente el registro", dice el link de Comerso.
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