VenePirámides
El Ministro de Alimentación Félix Osorio afirmó que en Venezuela existe “acaparamiento doméstico”, pues las personas hacen compras “innecesarias” ante el escenario de escasez”. De inmediato las redes sociales se llenaron de quejas: ¿Cómo es posible que el Ministro haya decidido culpar a los consumidores del problema de la escasez?, se preguntaba la gente. Algunos sugirieron, entre el humor y la ironía, que pronto comenzarían los allanamientos de los hogares.
¿Pueden las familias acaparar? La respuesta a esta pregunta depende de la definición de acaparamiento. Si entendemos la práctica del acaparamiento como lo define la Ley para la Defensa del Acceso a los Bienes y Personas, las familias no pueden acaparar. De acuerdo con la Ley, el acaparador acumula los bienes con la intención explícita de producir escasez, generar un incremento en los precios y beneficiarse de ese incremento al vender a un precio mayor, como bien explica José Ignacio Hernández en su texto ¿Quién es el acaparador? Claramente esa no es la intención de los consumidores. No creo que el Ministro haya mencionado el acaparamiento doméstico teniendo en mente a los hogares como sujetos de aplicación de la Ley. El acaparamiento es una práctica prohibida por la Ley y que acarrea sanciones. Lo último que debería ocurrir en una situación como la que vive Venezuela es la criminalización de la conducta de los consumidores.
Cuando existen controles de precios y aparece la escasez, se produce un fenómeno que en la literatura económica en inglés se denomina hoarding, palabra que puede traducirse como acaparamiento. El hoarding es la acumulación de inventarios en casa ante la incertidumbre de no encontrar lo que se desea comprar en el futuro. La práctica de hoarding implica adelantar compras futuras como una manera de defender el patrón de consumo del hogar. ¿Cómo decirle a una madre que no compre la leche con qué alimentará a su hijo el próximo mes, si no está segura de que podrá encontrarla la próxima vez que vaya al mercado?
El hoarding es una conducta racional desde el punto de vista individual, pero puede traer consecuencias negativas desde el punto de vista colectivo: es un ejemplo clásico de un problema de acción colectiva (cuando la conducta individual racional puede generar un resultado colectivo negativo) y de profecías auto-cumplidas. Hay hoarding debido a la escasez, pero la escasez puede profundizarse debido al hoarding y alimentar el ciclo de escasez (ver Notas sobre la escasez).
Es más preocupante la calificación de las compras de los hogares como “innecesarias”. La historia está llena de ejemplos de los peligros en los cuales puede incurrir una sociedad cuando desde el gobierno se intenta determinar qué deben y qué no deben comprar sus ciudadanos o en qué cantidades. La escasez obliga al racionamiento —no hay para todos—, pero no necesariamente debe implicar que el Estado decida qué debemos consumir los ciudadanos: es un asunto de libertad.
La meta debe ser solucionar el problema de la escasez y mejorar la deteriorada seguridad alimentaria. El hoarding no se acabará ni con pensamiento positivo ni con llamados a la conciencia. El hoarding terminará cuando se solucione el problema de la escasez, cuando los ciudadanos sepan que durante la próxima visita al mercado encontrarán los productos que quieran en las cantidades que deseen, según reportó ProdaVinci.
Los ciudadanos no acaparan, sólo tienen miedo de la ineptitud de Maduro.
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