VenePirámides
La incesante devaluación del bolívar en el mercado paralelo dispara el precio de los productos importados y golpea la capacidad de compra de las familias que observan como se multiplica el costo de una amplia gama de artículos como electrodomésticos, textiles, bebidas alcohólicas y repuestos para automóviles.
Las estadísticas del Banco Central de Venezuela registran que en los primeros siete meses de este año el precio al por mayor de los productos importados acumula un salto de 42,5% que más que quintuplica el alza de 7,2% experimentada en el mismo lapso de 2012 y constituye el mayor incremento desde 2002.
Los comerciantes transfieren este meteórico incremento en los precios al por mayor a los consumidores que mes a mes sufren un constante deterioro en el poder adquisitivo.
Si bien el Gobierno devaluó en febrero y deslizó el tipo de cambio oficial al que Cadivi asigna las divisas en 31,7% y el Sicad ha significado una depreciación de 51% respecto al Sitme, todo indica que el despegue en el precio de los productos importados obedece en mayor medida a la escalada del dólar en el mercado paralelo (la ley prohíbe divulgar su valor).
En un entorno donde las subastas del Sicad solo incluyen a sectores específicos que son convocados una semana antes y, por ende, excluyen a la mayoría de las áreas de la economía y Cadivi se concentra en la asignación de divisas para alimentos básicos y medicinas, el mercado paralelo se ha convertido en la guía para establecer los costos de reposición.
Este desequilibrio es grave en una economía que ha aumentado su dependencia en las importaciones.
En un análisis sobre este tema Miguel Ángel Santos, profesor del IESA, precisa que "entre 2006-2012, las importaciones representaron 51% del consumo final de hogares; mientras que en los 25 años anteriores a Chávez apenas representaban el 26%".
Agrega que "las transnacionales pasaron de producir en Venezuela para exportar y tener sus casas matrices allí, a largarse a Colombia, Panamá y Costa Rica y venderle desde allí a Venezuela".
Analistas coinciden en que un ambiente de negocios signado por control de precios, control de cambio y expropiaciones de empresas impacta negativamente a la inversión privada, tanto nacional como extranjera.
El 26 de marzo el Presidente de la República, Nicolás Maduro (a.k.a. "El Colombiano"), anunció que se disponía a "torcerle el brazo completico al dólar paralelo" culpando de la disparada que ha tenido el billete verde en el mercado ilegal a "los especuladores", no obstante, todo indica que la política que implementa el directorio del Banco Central es clave al momento de explicar el hundimiento del bolívar.
El Gobierno tiene un gasto de tal magnitud que no puede cubrirlo del todo con el ingreso petrolero, la recaudación de impuestos o el endeudamiento, por lo tanto, el Banco Central imprime bolívares sin respaldo para eludir la necesidad de un ajuste durante los meses previos a las elecciones de alcaldes previstas para diciembre.
El Banco Central fabrica bolívares para comprarle bonos a Pdvsa y a un grupo de empresas públicas. Cuando estas empresas tienen el dinero en la caja lo gastan en proyectos como la Misión Vivienda y, una vez los billetes ingresan a la economía, forman parte del torrente que se dirige a la compra de dólares en el mercado negro, impulsando la demanda en momentos en que la oferta es muy limitada.
Las estadísticas oficiales registran que entre el 16 de agosto y el 18 de octubre de este año el Banco Central fabricó billetes por 59 mil millones de bolívares para que Pdvsa y otras empresas del Estado superaran problemas de caja y en total lo inyectado por esta vía ascendió a la astronómica cifra de 303 mil 674 millones de bolívares.
Es decir, en dos meses el financiamiento proveniente de la impresión de dinero por parte del Banco Central aumentó 24% y en doce meses 152%, mientras que la empresa que más recibe ayuda es Pdvsa que obtiene 91 de cada 100 bolívares que fabrica el BCV, según reportó el diario El Universal.
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