Las operaciones de mutuos son, en esencia, una mesa de dinero. En los mutuos pasivos, la operación se desarrolla de la siguiente manera: i.-El Corredor le vende al Inversionista un título valor, que habitualmente es un Bono de la Deuda Pública; ii.-El Inversionista celebra con el Corredor un contrato de Mutuo, en virtud del cual el Inversionista entrega al Corredor el título valor que acaba de comprar, y el Corredor se compromete a devolvérselo en un plazo de tiempo o, alternativamente (y esto es lo que siempre ocurre) a entregarle el valor del título que comprende capital e intereses. En el fondo, el contrato de mutuo no es otra cosa que una operación de mesa de dinero, en la cual el Inversionista entrega su dinero a cambio de una promesa de pago del Corredor. El Corredor, por su parte, puede vender el título a otro cliente, recibirlo en mutuo de nuevo, volverlo a vender, y así ad infinitum. Como podrá suponer el perspicaz lector, los niveles de apalancamiento que han alcanzado algunas Casas de Bolsa y Sociedades de Corretaje a través de este mecanismo han sido muy elevados. A título de ejemplo, sin pretender abarcar todo el universo de intermediarios, lo que sigue es una muestra de los Activos, Patrimonios y niveles de apalancamiento de algunas Casas de Bolsa y Sociedades de Corretaje al 31/12/08:

Esta pirámide de apalancamiento es sin duda una obra de ingeniería, o más bien arquitectura financiera, en la que los inversionistas no están amparados por FOGADE y pareciera que la CNV no entiende el peligro derivado de estos niveles de apalancamiento: el movimiento negativo en el precio de los activos de estos intermediarios financieros en el orden del 5% los dejaría sin capital, y a los Inversionistas en dificultades para recuperar sus inversiones.