VenePirámides
Para los venezolanos ya es rutina la práctica de rastrear alimentos básicos, tener el carro parado por falta de repuestos o no conseguir el medicamento recetado por el médico y, todo apunta, a que en el corto plazo se agravará el desabastecimiento.
En una economía que depende en gran medida de la importación de productos terminados, insumos y materia prima, la sequía de divisas no ha permitido reponer los inventarios adecuadamente..
Luis Vicente León, director de Datanálisis, explica que "es muy difícil evitar que se complique el desabastecimiento en el corto plazo. Las importaciones tienen un flujo que se ha visto interrumpido, ya hay sectores afectados y aunque solucionaras el problema hoy, las consecuencias se sentirían porque la reposición de inventarios lleva tiempo".
El desabastecimiento se hará más agudo en momentos en que ya alcanza cifras elevadas. El índice de escasez que publica el Banco Central saltó a 28% en enero, el nivel más alto en cincuenta meses, mientras que el termómetro que solo mide la escasez de alimentos básicos se ubicó en 26%.
Para importar las empresas venezolanas necesitan que el Gobierno les venda los dólares porque hay un control de cambio desde 2003, y el año pasado el mecanismo comenzó a fallar de manera grave.
Un número importante de empresas de alimentos, industria automotriz, medicamentos, entre otras, acudió a Cadivi, el organismo que aprueba importaciones y obtuvo una Autorización de Adquisición de Divisas (AAD) y con esta autorización acudió a proveedores en el exterior para comprar insumos, materia prima y productos terminados.
La mercancía ingresó al país y al cerrar el ciclo de la importación las empresas obtuvieron una Autorización de Liquidación de Divisas (ALD) para que el Banco Central les venda los dólares.
Pero este último paso no ocurrió y las empresas tienen una deuda con los proveedores en el exterior por el orden de nueve mil millones de dólares que ha impedido la renovación de los inventarios.
Los proveedores, entre los que se encuentran las casas matrices de importantes multinacionales, han dejado de surtir a las empresas que están en Venezuela.
Toyota anunció la paralización de su planta en Cumaná, la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea) alertó que sus proveedores habían detenido el envío de materia prima, el sector calzado también se ha visto afectado, las aerolíneas disminuyen operaciones, mientras que empresas y laboratorios del sector farmacéutico alertan que no están trabajando adecuadamente.
Consciente de que está a las puertas de un deterioro importante en el abastecimiento y que la economía marcha hacia la recesión el Gobierno ha comenzado a buscar soluciones como ofrecerle a las empresas bonos en dólares y desembolsar alrededor de 10% de la suma que requieren las empresas, pero aún no hay una solución de definitiva.
En casos relevantes el proveedor no sería el afectado si el Gobierno no cumple con el desembolso de los dólares. Un grupo de empresas colocó garantías que ya han sido ejecutadas por las compañías del exterior y otras utilizaron cartas de crédito.
Fuentes financieras afirman que si se sigue retrasando el desembolso de los dólares los bancos venezolanos tendrán que ejecutar los colaterales de las cartas de crédito que se ubican en torno a 500 millones de dólares.
Luis Vicente León explica que en el fondo el Gobierno busca que las empresas que podrían perder el dinero colocado en garantía no se paren.
"Te ofrezco dólares para que traigas mercancía nueva y trabajes mientras se negocia la deuda", dice.
Si bien todo apunta a mayor desabastecimiento tampoco puede esperarse que los productos esenciales desaparezcan por completo.
A pesar de que la producción de Pdvsa se ha estancado, el precio del petróleo no aumenta, y la sobrevaluación de la moneda junto a la caída de la producción nacional dispara la necesidad de importar, el Gobierno tiene flujo de caja para comprar directamente en el exterior, como lo está haciendo.
"Esto es primitivo, ineficiente, ocasiona que los productos se vendan por canales irregulares, obliga a los consumidores a hacer colas, pero impide que desaparezcan por completo los productos aunque aumente el desabastecimiento", explica Luis Vicente León.
No obstante, en los productos que no son alimentos básicos o medicinas sí puede esperarse un desabastecimiento bastante alto, según reportó el diario El Universal.
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