domingo, 29 de agosto de 2010

¿Y ahora a quién le echamos la culpa?

VenePirámides
Nuestro columnista Hefesto Hefesto nos hace una nueva e interesante entrega sobre el manejo irresponsable de las políticas cambiarias y de endeudamiento de nuestro país. Espero que los disfruten:

La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez”. Esta frase de Winston Churchill, Primer Ministro de Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial, podría muy bien encontrar asidero hoy día en esta Venezuela plagada de cambios y reveses que han llegado a formar parte de nuestra cotidianidad.

“Se estaban llevando las reservas, por eso es que quieren que quitemos el control de cambio”, estas fueron las palabras pronunciada por el Ministro de Planificación y Finanzas en mayo de este año, durante una rueda de prensa flanqueado por el presidente del Banco Central de Venezuela y el presidente de la Comisión Nacional de Valores (hoy Superintendencia Nacional de Valores). El Ministro denunció que a través de las casas de bolsa y la cotización de bonos emitidos por el Gobierno venezolano incurrían en la extracción de divisas del país.

Al Ministro quizás se le olvido que para poder comprar hace falta quien venda. Esta simple relación no encontró problemas durante el período 2005-2009, tiempo en el cual más de 30 Mil Millones de Dólares en Bonos fueron colocados en el mercado local, argumentando la “Democratización del Capital” (ver Cuadro # 1). Esto por sí solo no tendría nada de extraño, ya que la colocación de deuda forma parte de los mecanismos con que cuenta el Estado para suplir nuestras necesidades internas y mantener así el ritmo de nuestra economía, pero no podemos olvidar las palabras del Profesor durante esa rueda de prensa indicando que “veía como mecanismos perverso que las casas de bolsa compraban los bonos que se depreciaban 33% el mismo día de su emisión”.

Cuadro # 1


Sin querer justificar ninguna acción, es bueno recordar que el Estado a través de esas colocaciones recibió en promedio, una prima sobre el valor nominal emitido que alcanzó 24% o lo que es lo mismo, un precio promedio de colocación de 124% (ver Cuadro #2). De esta forma, por cada US$ 100,00 colocados el Estado en vez de recibir Bs. 215,00, terminó recibiendo Bs. 266,60.

Cuadro # 2

Durante el año 2009 fueron colocados los Bonos de PDVSA 2011, 2014, 2015, 2016 y los Bonos 2019 y 2024, por un monto total de US$. 9.671.036.000, con una prima sobre su valor nominal de 75, 40 y 38 por ciento, mientras el Índice EMBI+ para la deuda Venezolana mostraba un promedio de 10.000 puntos de “Spreads” o lo que es lo mismo diez puntos porcentuales por encima del rendimiento de la deuda americana. Esto mí querido lector, al compararlo con las tasas de interés establecidas para esas emisiones solo podría tener un resultado, y es que los inversionistas institucionales que acuden al Mercado Internacional, no estarían dispuestos a pagar esa prima una vez los compradores iniciales los ofrecieran el Mercado Secundario. Por el contrario, los bonos serían recibidos con un descuento importante en su precio, por aquel principio de la relación entre el riesgo y el rendimiento que a muchos no le gusta recordar.

También se llegó a manifestar en mayo de este año, que el mercado de valores venezolano se caracteriza por ser capitalista y altamente especulativo. Pero ahora que los “muchachos malos de la cuadra” no participan en la intermediación de los valores emitidos por el Estado, surge una gran pregunta. Como es que después de haber colocado la emisión de US$. 3.000.000.000,00 correspondientes al Bono Soberano Internacional Amortizable 2022, con un precio de 100% en Venezuela, el Mercado Internacional lo adquiere a un precio de 82% con una depreciación - como dice el Profesor - de 18%?.

A La otra pregunta que también le deberíamos buscar respuesta es: ¿Y ahora a quién le echamos la culpa?

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