El Banco Central de Venezuela y el Ministerio de Finanzas festejan que la inflación se ha desacelerado, el inconveniente, es que los precios aumentan con menos velocidad tras un alza histórica de las importaciones, la destrucción de la industria nacional que opera con mayores costos y un dólar artificialmente barato que crea distorsiones en la economía.
Las estadísticas oficiales muestran un patrón en el gobierno de Hugo Chávez: a menor inflación más importaciones y mayores problemas de escasez en los mercados.
En el primer trimestre de este año las autoridades lograron que los precios acumularan un incremento de solo 3,5%, el menor salto en cuatro años, pero a costa de que las importaciones se dispararan 48,5% y alcanzaran la cifra de 13 mil 190 millones de dólares, la magnitud más elevada desde 1997.
Gracias a este incremento de las importaciones, que en buena parte corresponde a la compra de alimentos como leche en polvo, azúcar, carnes, arroz, maíz y café, la cantidad de productos en los anaqueles aumentó y el menor desequilibrio entre la oferta y la demanda permitió contener la inflación.
Además la mayoría de las importaciones se realiza con un dólar muy barato, que solo cuesta 4,30 bolívares y por tanto, es posible vender los productos comprados en el exterior a un precio inferior al que tienen los elaborados en el país.
Analistas consideran que esta estrategia para aumentar la oferta y disminuir la inflación golpea la producción nacional porque es muy difícil que las empresas venezolanas compitan con las importaciones baratas provenientes de países como Brasil, Argentina, Uruguay y Estados Unidos.
Otro factor a tomar en cuenta es que el incremento de las importaciones solo es posible en la medida en que la cesta petrolera, que provee 95 de cada 100 dólares que ingresan al país, se cotice a precios cercanos a 100 dólares el barril y una eventual caída obligaría a disminuir la oferta.
Paradójicamente en medio del salto de las importaciones la escasez de productos básicos en los mercados y abastos es elevada y fluctúa entre 10% y 14% cuando lo normal es que solo 5% de los establecimientos tengan fallas en sus anaqueles.
Todo indica que la escasez sigue siendo elevada porque el aumento de las importaciones, a pesar de su magnitud, no es capaz de cubrir por completo el descenso que experimenta la producción nacional en un entorno donde es complicado mantener la rentabilidad tras la decisión del Ejecutivo de no permitir ajustes en el precio de los productos controlados a fin de favorecer la candidatura de Hugo Chávez.
Las estadísticas del Banco Central señalan que en los primeros cuatro meses de este año la producción de alimentos de la industria privada sufre un descenso de 6,77% que se ha sentido en los mercados.
La posibilidad de mantener el precio del dólar en 4,30 bolívares luce difícil en el mediano plazo, de hecho, la mayoría de los bancos extranjeros pronostica una devaluación en 2013.
A fin de crear un ambiente de bonanza en medio de la campaña electoral el Gobierno elevó el gasto a niveles que superan el ingreso y cubre la brecha, que Barclays Capital calcula en 16% del PIB, con un incremento de la deuda que ha elevado las facturas pendientes hasta 51% del PIB, más del doble de la relación existente al cierre de 2008.
Como la deuda no puede continuar creciendo de manera indefinida y todo indica que el precio del petróleo no va a subir de manera importante en medio de la recesión en Europa y la desaceleración en el crecimiento de China, el Gobierno se vería forzado a tomar medidas en 2013.
La devaluación aumenta los bolívares a recibir por los petrodólares y permite cubrir la brecha entre los gastos y el ingreso, según reportó el diario El Universal.
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