VenePirámides
Planificación del Desarrollo. La mayor responsabilidad que recae en un Ministro de Planificación de una economía en vías de desarrollo corresponde a la Planificación del Desarrollo. El ejercicio comienza con la identificación de aquellas necesidades más apremiantes que encara la sociedad en lo que concierne a la provisión de bienes y servicios públicos y prosigue con el establecimiento de objetivos concretos, con el desarrollo de estrategias acordes, y con un claro bosquejo de cuáles son los acuerdos sociales mínimos junto a la asignación de recursos requerida. En los últimos 15 años los planes de desarrollo que hemos visto en Venezuela no son más que un desiderátum, una ristra de slogans sin pizca alguna de contenido técnico. La consecuencia de este enorme vacío técnico e intelectual, es el extravío en la gestión pública y el descalabro en la prestación de servicios públicos básicos ¿Por qué no hay servicio eléctrico en muchos hogares venezolanos? ¿Por qué no hay alumbrado en muchos pueblos y ciudades? ¿Por qué se ha deteriorado la calidad en los servicios de agua potable, en los servicios de salud de los hospitales o en la enseñanza de las escuelas y liceos públicos? ¿Por qué no hay buenos servicios de recolección de desechos sólidos? ¿Por qué estamos destruyendo nuestros bosques, las zonas protectoras y nuestros parques nacionales? En gran medida amigos, por qué a nivel de las instituciones del Estado, y en particular, en el Ministerio de Planificación, no se hizo planificación del desarrollo. El Financiamiento al Desarrollo (FONDEN y Fondo Chino). Paradójicamente, durante los últimos nueve años, los recursos financieros para emplazar una gran obra de desarrollo económico en el país no faltaron. El FONDEN, la gran maniobra financiera que el gobierno del Presidente Chávez se ideo para birlar recursos al presupuesto y a las reservas internacionales de la nación (para luego usarlos a entera discreción del Ejecutivo), terminó siendo una concentración de masa oscura y elevada cuyo campo gravitatorio hizo que ninguna señal de luz o partícula informativa pudiera escapar de sus entrañas. El FONDEN es un agujero negro que se comió 116 mil millones de dólares y dejó como señales más visibles decenas de obras inconclusas, por no hablar de aviones Sukhoi, hangares para helicópteros rusos, fábricas de fusiles de asalto, bonos de deuda soberana de alto riesgo, o los 100 “pueblos comunales”, las 72 fábricas socialistas” y el programa de saneamiento del río Guaire. Sin duda alguien tiene que responder por esta gigantesca obra de despilfarro. La pregunta que hay que hacerse es, naturalmente, ¿quien presidió la Junta Directiva de éste organismo por tantos años? Adicionalmente, desde el año 2007, Venezuela ha recibido a través de unos acuerdos con China, prestamos hasta por 40 mil millones de dólares. Al frente de las negociaciones, encabezando una comisión mixta de alto nivel, estuvo el Ministro de Planificación. Los términos de estas operaciones financieras han sido desconocidos tanto como el manejo de los recursos. Tan sólo sabemos que los flujos para los Fondos Chinos fueron desembolsados, que el equivalente a 10 mil millones se hizo en yuanes para comprar bienes de consumo hechos en China, y que Venezuela paga con sus recursos naturales lo que ya se comió. Endeudarse para consumir suele ser la regla menos aconsejada de las finanzas públicas y, sobre esto, debe responder quien responsabilidad tuvo en el desafuero. Por supuesto, también hubo proyectos de inversión y de hecho, en la presentación del presupuesto del año 2013, el Ministro de Planificación señaló que 4.055 millones habían ido para 52 Proyectos agrícolas, 3.814 millones para 20 proyectos de transporte y 2.192 millones para 27 proyectos industriales. Curiosamente tres sectores productivos hoy en bancarrota ¿Dónde y en qué estado de avance están esos proyectos? Nada de esto sabemos. Sabemos de un desfalco por 84 millones de dólares que funcionó por complicidad de funcionarios del BANDES.
ProDavinci trae un interesante análisis de la explosiva carta que hizo pública quien fuera el Ministro más longevo, poderoso y sibilino de Hugo Chávez, Jorge Giordani, comienza en sus cuatro primeras líneas con el siguiente señalamiento: “Me veo obligado por razones de conciencia a hacer público éste documento… Habiendo sido Ministro por tanto tiempo es mi deber rendir cuentas al país”. Con semejante introducción lo menos que esperábamos era un verdadero y exhaustivo examen de conciencia. Una reflexión que pudiera traer a la memoria y con diligencia su activa participación en materias de interés público, de modo pues que debidamente informados, pudieran ser los venezolanos los llamados a administrar el sacramento de la penitencia.
No hay nada de eso en la misiva. Giordani, a quien el Presidente Maduro recibió con cargos de Ministro de Planificación, Ministro de Finanzas, Director Externo del Banco Central de Venezuela y Director de PDVSA, sencillamente hace público su desacuerdo con lo que llama “dispersión de mando”, y le reclama abiertamente a Maduro no haberlo nombrado oportunamente como autoridad única en la Comisión de Administración de Divisas (CADIVI) y haberlo abochornado por tener que compartir el poder omnímodo, que disfrutó por más de una década, con unos “asesores franceses”.
La rendición de cuentas es el acto administrativo mediante el cual los responsables de la gestión pública informan, justifican y se responsabilizan de sus actuaciones y decisiones. Como nada de esto encontramos en lo que Giordani ha dado a conocer, vale bien traer a colación algunos asuntillos pertinentes para que el juicio de la historia no se escinda en perspectivas mal construidas. Dejemos claro, entonces, cual es el alcance de las responsabilidades del Ministro saliente en la conducción de los asuntos económicos del país.
Planificación del Desarrollo. La mayor responsabilidad que recae en un Ministro de Planificación de una economía en vías de desarrollo corresponde a la Planificación del Desarrollo. El ejercicio comienza con la identificación de aquellas necesidades más apremiantes que encara la sociedad en lo que concierne a la provisión de bienes y servicios públicos y prosigue con el establecimiento de objetivos concretos, con el desarrollo de estrategias acordes, y con un claro bosquejo de cuáles son los acuerdos sociales mínimos junto a la asignación de recursos requerida. En los últimos 15 años los planes de desarrollo que hemos visto en Venezuela no son más que un desiderátum, una ristra de slogans sin pizca alguna de contenido técnico. La consecuencia de este enorme vacío técnico e intelectual, es el extravío en la gestión pública y el descalabro en la prestación de servicios públicos básicos ¿Por qué no hay servicio eléctrico en muchos hogares venezolanos? ¿Por qué no hay alumbrado en muchos pueblos y ciudades? ¿Por qué se ha deteriorado la calidad en los servicios de agua potable, en los servicios de salud de los hospitales o en la enseñanza de las escuelas y liceos públicos? ¿Por qué no hay buenos servicios de recolección de desechos sólidos? ¿Por qué estamos destruyendo nuestros bosques, las zonas protectoras y nuestros parques nacionales? En gran medida amigos, por qué a nivel de las instituciones del Estado, y en particular, en el Ministerio de Planificación, no se hizo planificación del desarrollo. El Financiamiento al Desarrollo (FONDEN y Fondo Chino). Paradójicamente, durante los últimos nueve años, los recursos financieros para emplazar una gran obra de desarrollo económico en el país no faltaron. El FONDEN, la gran maniobra financiera que el gobierno del Presidente Chávez se ideo para birlar recursos al presupuesto y a las reservas internacionales de la nación (para luego usarlos a entera discreción del Ejecutivo), terminó siendo una concentración de masa oscura y elevada cuyo campo gravitatorio hizo que ninguna señal de luz o partícula informativa pudiera escapar de sus entrañas. El FONDEN es un agujero negro que se comió 116 mil millones de dólares y dejó como señales más visibles decenas de obras inconclusas, por no hablar de aviones Sukhoi, hangares para helicópteros rusos, fábricas de fusiles de asalto, bonos de deuda soberana de alto riesgo, o los 100 “pueblos comunales”, las 72 fábricas socialistas” y el programa de saneamiento del río Guaire. Sin duda alguien tiene que responder por esta gigantesca obra de despilfarro. La pregunta que hay que hacerse es, naturalmente, ¿quien presidió la Junta Directiva de éste organismo por tantos años? Adicionalmente, desde el año 2007, Venezuela ha recibido a través de unos acuerdos con China, prestamos hasta por 40 mil millones de dólares. Al frente de las negociaciones, encabezando una comisión mixta de alto nivel, estuvo el Ministro de Planificación. Los términos de estas operaciones financieras han sido desconocidos tanto como el manejo de los recursos. Tan sólo sabemos que los flujos para los Fondos Chinos fueron desembolsados, que el equivalente a 10 mil millones se hizo en yuanes para comprar bienes de consumo hechos en China, y que Venezuela paga con sus recursos naturales lo que ya se comió. Endeudarse para consumir suele ser la regla menos aconsejada de las finanzas públicas y, sobre esto, debe responder quien responsabilidad tuvo en el desafuero. Por supuesto, también hubo proyectos de inversión y de hecho, en la presentación del presupuesto del año 2013, el Ministro de Planificación señaló que 4.055 millones habían ido para 52 Proyectos agrícolas, 3.814 millones para 20 proyectos de transporte y 2.192 millones para 27 proyectos industriales. Curiosamente tres sectores productivos hoy en bancarrota ¿Dónde y en qué estado de avance están esos proyectos? Nada de esto sabemos. Sabemos de un desfalco por 84 millones de dólares que funcionó por complicidad de funcionarios del BANDES.
El caso de las reservas internacionales. En noviembre del año 2003 el presidente Chávez sorprendió a todos cuando en su programa dominical Aló Presidente reveló que, con el objeto de financiar unos proyectos agrícolas, había solicitado 1 millardo de dólares al Banco Central de Venezuela con cargo a las reservas internacionales. El Ministro de Planificación, y sus acólitos en el Banco Central de Venezuela, accedieron unos meses más tarde a la petición (con el argumento de que habían reservas excedentes) y no contentos con eso, promovieron año y medio más tarde, en julio de 2005, una reforma de la Ley del instituto emisor donde se creaba el FONDEN y la posibilidad de financiar éste fondo con reservas internacionales “excedentarias”.
En ocho años, bajo el comando del Ministro de Planificación (auténtico poder real en el directorio), el BCV transfirió al FONDEN 53 veces el monto que Hugo Chávez había solicitado años atrás. A finales del año 2011 las reservas líquidas del BCV habían desaparecido y el país se preparaba para el colapso del régimen cambiario que aún vivimos. Viene al caso señalar, que habiendo evitado éste mayúsculo disparate, la República contaría hoy día con 82 mil millones de dólares en reservas internacionales, lo que nos hubiera evitado la angustia, desesperación y sufrimiento que para el pueblo venezolano ha significado el racionamiento de divisas.
Ciclos Stop-Go. Durante los últimos 15 años Venezuela ha tenido 3 recesiones y se enrumba, aceleradamente, a su cuarto capítulo con un desenlace bastante incierto. Otros países del continente han pasado por ciclos similares durante el mismo período, pero sus recesiones han sido de menor amplitud, por lo tanto, su tasa de crecimiento económico promedio resulta más alta y las pérdidas de bienestar menores.
¿Por qué las recesiones en Venezuela han sido tan profundas? Giordani ofrece la respuesta en su misiva pública. Refiriéndose al año 2009, cuando los ingresos por exportaciones de crudo de Venezuela cayeron en casi 35 mil millones de dólares, sentencia con cierto regocijo: “la política…acomodó el gasto a los recursos petroleros”. Giordani es hombre de ideas fijas y así manejó por 15 años y a su antojo la política macroeconómica: expandir el gasto en la bonanza petrolera y contraer cuando los choques externos son adversos, es lo que explica la amplificación de los choques y la extrema volatilidad macroeconómica que ha acompañado a Venezuela por años.
La política Anti-inflacionaria. Pero la peor de las políticas macroeconómicas que con rabioso afán abrazó e impuso el Ministro de Planificación, fue anclar la tasa de cambio contra viento y marea, en un contexto en el que la política fiscal y monetaria se expresaba con un deliberado sesgo pro-cíclico. Fijar la tasa de cambio por largos períodos, con tasas de inflación de dos dígitos, es criminal para cualquier economía.
En un momento histórico en que todas las economías del continente abandonaron los tipos de cambio fijo por una flexibilidad sabiamente administrada, Venezuela construyó una tumba para su sector productivo nacional. Las empresas nacionales, por razones ajenas a su desempeño, perdieron su competitividad y han quedado desplazadas por importaciones artificialmente abaratadas por la sobrevaluación de la moneda. Las exportaciones no petroleras de Venezuela se han desplomado y el país ha quedado a merced del “rentismo” petrolero, un fenómeno curiosamente descalificado en innumerables ocasiones por el mismo Ministro de Planificación.
¿Cómo explicar ésta testaruda fijación con el anclaje de la tasa de cambio? La leyenda cuenta que un estrecho colaborador de Giordani, con algún conocimiento de estadística pero sin educación económica, le mostró una vez un modelo econométrico donde la inflación era explicada por las variaciones en la tasa de cambio, ergo, argumentaron los genios: ¡anclemos la tasa de cambio y terminemos con la pesadilla inflacionaria!
El modelo sufría de un gravísimo problema en su especificación conocido como “omisión de variables”, lo que en esencia genera inconsistencia y sesgos en la estimación de los efectos de la tasa de cambio sobre la inflación. Para decirlo más simple: el postulado es falso. A la postre, nadie entiende bien para qué ha servido la “fijación” de la tasa de cambio, pues la economía venezolana desde que conoce el proyecto revolucionario ha visto pasar ocho (8) maxidevaluaciones y la inflación se ha entronizado ¿Qué patrimonio, nivel de ingreso, o salario puede aguantar semejante embestida?
Economía de los Controles. Enfrentando una situación política frágil y un precio del petróleo en descenso, Rómulo Betancourt implementó a finales del año 1960 un control de cambio en Venezuela. El mecanismo logró contener la fuga de divisas, logró conservar el nivel de reservas internacionales y permitió hacer una transición gradual de la paridad cambiaria de 3,35 Bs/$ a 4,50 Bs/$.
Recuperada la estabilidad, el control de cambio se desmontó con mucho éxito en el año 1964. La experiencia no pudo ser más aleccionadora: se combate primero la crisis externa, se consolida la estabilidad interna, se busca una paridad cambiaria de equilibrio y se sale lo más pronto del control. Nada más opuesto a este curso de acción, que lo visto en Venezuela en los once (11) años de control cambiario. El régimen se ha corrompido, las filtraciones operan y, al final, el racionamiento se ha hecho aún más extremo y grotesco.
Aquella afirmación que hizo el Ministro de Planificación en septiembre del año 2011, frente a la Asamblea Nacional de que “el control de cambio se aplicó y se aplicará para evitar que los pillos se sigan llevando los reales de éste país”, ya no estremece a nadie. La realidad ha sido ésta: según datos de la CEPAL entre 2004 y 2013 la transferencia neta de recursos financieros de Venezuela hacia el exterior fue de 234 mil millones de dólares.
¿Qué fue lo que evitó entonces el control de cambios? La pura verdad es que ese control ha sido para los pendejos y, quizás, para los pocos héroes que decidieron producir en Venezuela y que aún mendigan unos dólares para poder traer materia prima, insumos y partes.
No tiene caso hablar demasiado sobre los controles de precio. Los venezolanos ya han descubierto sus temibles consecuencias: escasez e inflación. Bajo el comando del Ministro de Planificación, en Venezuela se ha instaurado un régimen donde existen más de 20 mil ítems o productos con precios controlados.
Por supuesto, llámese como se llame, socialista ó pequeño burguesa, ninguna empresa está interesada en producir lo que da pérdida. La mermada producción desaparece del comercio formal y aparece en las calles y barriadas populares a precios asombrosos. El contrabando se convierte en el más jugoso negocio fronterizo y, a decir verdad, no hay mejor invitación que esta para convertir a un empresario emprendedor en especulador.
El enemigo número uno: El empresario nacional. La filosofía (por no hablar de teoría) que dio paso, dentro del proyecto revolucionario, al sistemático asedio al sector productivo nacional, proviene de una vieja leyenda según la cual los empresarios venezolanos son unos “agentes parasitarios” que movidos por el individualismo, la codicia y un afán de lucro desmedido, han llevado al fracaso al proyecto nacional de desarrollo.
Desde ésta perspectiva lo mejor es prescindir de ellos. Sustituirlos por entidades con una nueva ética productiva. Ésta nueva ética está plasmada en el primer capítulo del llamado Primer Plan Socialista de la Nación 2007-2013, de puño y letra del afamado Ministro. Desde ahí se proclama, en una especie de discurso religioso; “el Proyecto Ético Socialista Bolivariano tiene como misión la superación de la ética del capital, y se centra en la configuración de una ética revolucionaria” (p. 5). Marx no saldría de su asombro por semejante ingenuidad. Basta decir, que el viejo puso su mayor empeño por mostrar que el socialismo no tenía absolutamente nada que ver con la ética, y que su advenimiento no era más que el fruto de inexorables leyes científicas ligadas a la evolución del capital.
A decir verdad, Giordani nunca disimuló su despectivo verbo hacia los empresarios. “Piden mucho y producen poco”, exclamó una vez. En una entrevista exclusiva dada para el diario Últimas Noticias, a propósito de la edición de su libro La Transición al Socialismo, se le preguntó: “¿En esta etapa de transición el Gobierno no necesita al sector privado?” A lo que atinó en responder “¿Cuál sector privado? ¿Los golpistas que andan por ahí todavía? Yo creo que ellos deberían constituir el Partido Golpista Nacional”.
¿Qué ha dejado la incesante ofensiva contra el capital privado nacional? Un cementerio de empresas industriales, un sector no petrolero estancado, improductivo, amenazado y sin defensa ni municiones para encarar los desafíos y sacar al país del atolladero.
La destrucción del poder local y de la gestión municipal. Los venezolanos hoy día habitan en pueblos y ciudades fantasmas, donde los huecos se multiplican en calles invadidas por escombros y basura; con plazas y parques abandonados; con aceras y brocales arruinados; sin alumbrado público, sin recreación, sin festejos, ni gozo.
¿Dónde están las causas de esta enorme decadencia, de esta desconcertante maldición que destroza la calidad de vida ciudadana? En gran medida esto es el resultado de un proyecto sistemático de destrucción del poder local y de la gestión municipal. Un conjunto de ideas y de prácticas lunáticas se enfilaron por años, desde el Ministerio de Planificación, contra la descentralización.
El empuje de las municipalidades y del poder político local, que a principio de los noventa se planteó como fórmula para combatir el centralismo y remozar el sistema democrático, se fue estrangulando administrativa y financieramente. En su lugar, Giordani abogó por la “desconcentración”, un proyecto de planificación territorial que proponía descongestionar el territorio mediante el desarrollo económico de las zonas despobladas pero, dejando a un lado la distribución del poder político, cercenando las transferencias administrativas y la autonomía financiera de los gobiernos regionales.
A las alcaldías y gobernaciones se les estranguló financieramente con la maquiavélica fórmula de subestimar el precio del petróleo en los presupuestos anuales de la nación. En éste cometido Giordani desfiló por muchos años por la Asamblea Nacional, siempre con el mismo discurso: “hay que ser conservador frente a una variable tan volátil”. Sus intenciones, desde luego, fueron otras.
Sin la menor duda, el de Giordani fue un reinado catastrófico que deja a Venezuela rota, con una economía destruida y sin perspectivas económicas para las próximas generaciones. Nunca tuvo ministro alguno, en la Venezuela contemporánea, semejante responsabilidad histórica y es una desgracia, cuando no un insulto, que no lo reconozca en su mayúscula soberbia y su minúscula conciencia moral.
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