VenePirámides
Presionados por la escasez y un constante incremento de los precios los venezolanos recurren en mayor medida a las tarjetas de crédito para financiar la compra de alimentos y medicinas, así como la obtención de efectivo para cubrir otro tipo de necesidades.
Las estadísticas de la Superintendencia de Bancos registran que en el primer trimestre de este año la cantidad de consumos en supermercados y abastos cancelados con tarjetas de crédito se ubicó en 14,2 millones, una cifra que supera en 90% a la del mismo lapso de 2013, mientras que en clínicas y farmacias experimentan un salto de 59% al alcanzar los 5,4 millones.
Al mismo tiempo, hubo 2 millones 048 mil solicitudes de avances de efectivo, lo que se traduce en un robusto incremento de 269% en este tipo de operaciones que permite obtener dinero de forma inmediata para cubrir cualquier eventualidad.
Fuentes bancarias explican que el mayor uso de las tarjetas de crédito para cancelar la compra de bienes que en circunstancias normales deberían ser costeados con el ingreso mensual obedece al incremento de los precios, que merma la capacidad de compra del salario, y a la escasez de productos básicos que obliga a realizar compras en distintos establecimientos hasta completar, si es posible, la lista de alimentos o medicinas que requiere la familia.
También hay que tomar en cuenta que la escasez ha derivado en que cuando los consumidores encuentran el producto adquieren una cantidad mayor a la usual en vista de que no tienen certeza de volver a conseguirlo en el anaquel la próxima vez que visiten el supermercado o la farmacia.
Entre marzo de 2013 y marzo de este año el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas registró un salto de 79% que impactó el presupuesto de las familias y al mismo tiempo la ausencia de productos en los anaqueles se disparó.
El reporte de escasez elaborado por el Banco Central al cierre de marzo indicó que 28 alimentos básicos como leche en sus distintas presentaciones, compotas, azúcar, café molido, aceite, mortadela y harina de maíz precocida registraban una escasez superior a 30%.
Entre los casos más relevantes destaca que a los consumidores le era imposible encontrar leche descremada en polvo en 92,8 de cada 100 establecimientos donde debería haberla; en las compotas la ausencia es en 85,1 y para la harina de maíz precocida en 89,3.
A pesar de que el salario recibe el impacto de la inflación el balance de la banca indica que no hay mayor morosidad en el pago de las tarjetas de crédito, de hecho, al cierre del primer trimestre las torres financieras solo tenían problemas para recuperar 0,5 de cada 100 bolívares prestados a través del plástico.
Ejecutivos financieros explican que la mayoría de los bancos ha optado por pasar a pérdidas los préstamos otorgados a través de tarjetas de crédito que tienen un atraso en el pago mínimo de entre 90 y 120 días, algo que si bien impacta las ganancias limpia el balance.
Gracias a que la tasa de interés para las tarjetas de crédito es la más elevada del mercado, se ubica en 28%, los bancos pueden constituir con lo que cobran provisiones suficientes para asumir las pérdidas de los préstamos morosos.
"Sacas el crédito del balance, asumes la pérdida y le entregas la deuda a empresas que se dedican a tratar de cobrar estas deudas", dice un ejecutivo bancario que prefiere reservar su identidad.
Otro factor a tomar en cuenta es que la tasa de interés que cobra la banca al prestar a través de las tarjetas es muy inferior a la inflación que, todo apunta, cerrará el año por encima de 70%, por lo tanto, la deuda se cancela con un dinero que tiene una capacidad de compra menor al obtenido con el financiamiento.
El peso de los préstamos con tarjetas ha aumentado en el portafolio de los bancos desde 11,4% del total de créditos en el primer semestre de 2012 hasta 14,7% al cierre de junio de este año y un número importante de bancos apuesta a su crecimiento como una manera de colocar parte del exceso de bolívares que tienen en las bóvedas, según reportó el diario El Universal.
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