VenePirámides
Anaqueles vacíos y largas filas de personas son el común denominador en los establecimientos que venden alimentos. En las últimas semanas se ha incrementado considerablemente la demanda frente a una oferta de productos cada vez más mermada.
Esto despierta serias preocupaciones en el sector comercial, donde se registran bajas considerables en los inventarios de alimentos y productos de primera necesidad.
Fuentes del sector informaron que en estos momentos los comercios tienen "los inventarios más bajos de la historia" y que no sólo hay fallas en rubros básicos sino en todas las categorías de productos.
Los despachos hacia las cadenas de supermercados están entre 20% y 30%, lo que quiere decir que por cada 100 productos que solicitan reciben entre 20 y 30. Advierten que la situación de escasez es "grave".
La mercancía que llega a los establecimientos se coloca de una vez en los pisos de venta. La reposición no va al mismo ritmo de la demanda, por lo que es difícil para los comercios almacenar productos en los depósitos. Los rubros de la cesta básica, que son los regulados, duran minutos en oferta mientras que los secundarios rotan a un ritmo superior al promedio.
En algunas categorías, como galletas, cereales, bebidas no alcohólicas, entre otros, han disminuido las variedades y presentaciones. Los proveedores han señalado que las industrias tienen poca materia prima y la están empleando en fabricar los productos que tienen mayor demanda. Eso ha mermado el abastecimiento.
Explican que hay un esfuerzo por parte de las industrias y mucho interés de parte del Gobierno para que lleguen constantemente alimentos a los establecimiento, pero ha sido imposible sostener la oferta debido a la creciente demanda.
En el interior del país el abastecimiento es mucho más crítico que en Caracas y han detectado que hay personas que viajan a la capital para comprar aquellos productos que tardan, hasta un mes, en llegar a otros estados.
Consideran que la situación se agudizará en los próximos meses debido a que las industrias que fabrican alimentos tienen poca materia prima e insumos, y no han recibido dólares en la cantidad y el tiempo que requieren para hacer sus reposiciones de inventarios.
El ciudadano común es quien carga con las consecuencias del desabastecimiento, pues para comprar alimentos debe someterse a largas horas de cola en condiciones que llegan a ser discriminatorias. En muchos establecimientos los clientes hacen colas al sol.
A Makro de La Urbina las personas llegan desde las 5 de la mañana. Deben registrarse para pedir un pase y luego deben hacer una cola, en el sótano oscuro y con fuerte olor a cloaca, donde les entregan un número para entrar a un espacio acondicionado en "la salida 2" donde están los rubros regulados.
En la punta de la cola, que ayer tenía más de 500 metros, hay un cartel que advierte: "sólo podrán facturar los rubros regulados 'en efectivo'".
La persona que tenía el número 150 llegó a las 6 de la mañana y logró entrar al establecimiento a la 1 y 30 minutos de la tarde. Pero todavía le faltaba hacer la cola para pagar. El esfuerzo era para comprar cuatro kilos de harina, cuatro de leche, dos de azúcar y hasta 12 kilos de arroz.
En los supermercados la situación del abastecimiento es similar. Aquellos que ayer recibieron productos registraron afluencia de clientes y largas colas. Se evidenciaron anaqueles vacíos o con pocos productos, que dan fe de la escasez, según reportó el diario El Universal.
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