VenePirámides
El Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad) ha evidenciado las marcadas contradicciones internas entre pragmáticos, comunistas y mafiosos en el poder, diferencias fundamentales que, me atrevo a afirmar, tendrán un rol determinante en la pronta implosión del chavismo.
Los pragmáticos, quienes recientemente han cobrado fuerza en su asesoría a Maduro, entienden perfectamente la dimensión de la crisis económica que hoy flagela al país; saben que deben flexibilizar, e inclusive que deben sustituir el modelo económico, permitiendo una mayor participación del sector privado, particularmente en la inversión y la generación de divisas (i.e. la exportación no petrolera). Pero, comunistas y mafiosos, aunque por razones distintas, desean lo contrario: un sector privado que no invierta y, menos aún, exporte, para que así dependa de las divisas del Estado.
Los comunistas lo desean, porque un sector privado inversor y exportador implicaría un sector privado independiente; es decir, ciudadanos libres, emancipados del Gobierno y, por tanto, al margen de su control político. Mientras que las mafias cambiarias lo desean, porque un sector privado inversor y exportador, simplemente, acabaría con su negocio. De allí que, los comunistas y los mafiosos, aunque por motivaciones distintas, repito, hayan pactado desde hace tanto tiempo la imposición del control de cambios (la ilegalización del mercado paralelo o mercado competitivo); así como, igualmente, la fijación de una tasa de cambio oficial artificialmente sobrevaluada que impida exportar y estimule la demanda de divisas.
A la tasa del mercado paralelo serían muchos los productores nacionales de manufacturas y servicios que podrían exportar (independizarse de las divisas del Estado y, por tanto, del Gobierno), razón esta por lo que, tiempo atrás, para evitarlo, comunistas y mafiosos, ilegalizaron el mercado. Y, lógicamente, a los 6,3Bs/$, la tasa oficial impuesta por ellos, es imposible exportar (independizarse) y el mejor negocio importar (depender de ellos).
Pero, pronto se acabará su cuarto de hora, pues ahora la regla de oro del petropopulismo, que implicaba incrementos del precio del petróleo (i.e. aumentos de la oferta de divisas) superiores a los de nuestra inflación (i.e. mayores a los de nuestra demanda de divisas), dejó de cumplirse, por lo que cambios, contrarios a los intereses comunistas y mafiosos, tendrán necesariamente que ocurrir más temprano que tarde.
Hasta ahora, sin embargo, el Sicad, aunque sirvió a unos pocos ciudadanos decentes, sigue en los grandes números favoreciendo a las mafias cambiarias y a los comunistas. En verdad, hasta ahora no es un mecanismo de subasta, sino una lotería o juego de azar, pues que quien ofreció más bolívares por dólar no recibió más divisas; por el contrario, fue excluido de las adjudicaciones. En ese sentido, el tipo de cambio lo fijó, y muy mal, el Estado, no el mercado, por lo que la asignación de las escasas divisas fue arbitraria, discrecional e ineficiente, lo que significa que no contribuirá a controlar la escasez (lo que desean los comunistas) y menos aún a contener el alza del tipo de cambio del mercado negro (lo que desean las mafias).
Si hubiese sido una subasta, al tratarse de un bien divisible, todos habrían sido incluidos. Pero, al no serlo, muchos quedaron por fuera, lo que frustró sus expectativas, obligándoles ahora a recurrir al mercado negro.
Existen, pues, contradicciones fundamentales en el Gobierno. Existe un grupo del chavismo que quiere que la economía prospere. Pero, existen otros dos que se oponen. Ambos quieren que el sector privado genere divisas, por lo que fijan el cambio oficial artificialmente bajo, e ilegalizan la tasa de cambio más alta (la que permitiría exportar). Los comunistas, porque no quieren que el sector privado se independice de las divisas del Estado y del partido (i.e. porque no quieren que el sector privado coja vuelo propio); y las mafias, aún más simple, porque si el mercado negro fuese legal perderían su negocio. Así, probablemente, lo económico y lo político ya están en coincidencia inminente: la transición política y económica ya está en camino. El resto, simplemente, está por verse, y, a juzgar por lo que ya hemos dicho, muy pronto, según reportó el diario El Universal.
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