martes, 11 de enero de 2011

La agricultura entra en estado de coma por el impacto de las expropiaciones


VenePirámides
En 2010 los productores agrícolas reportaron caídas en la mayoría de los rubros. La baja rentabilidad debido a los precios fijados por debajo de los costos reales, las fuertes lluvias, el exceso de importaciones, las expropiaciones y las intervenciones de fincas fueron factores determinantes para sentenciar un mal año para la agricultora venezolana.

El presidente de Fedeagro, Pedro Rivas, sostiene que el ánimo de los agricultores en 2011 es trabajar para recuperar las hectáreas sembradas, pero requieren señales claras de que se respetará la propiedad para volver a invertir y financiar los nuevos planes. "Tenemos mucho optimismo, queremos tratar de recuperar lo que no se pudo lograr en 2010, producto del clima y de otros factores. Con la devaluación sin duda se afectarán los costos de los insumos, de la maquinaria y será más costoso invertir en el campo", expresó.

Rivas sostuvo que es necesario establecer una política de revisión contínua de los costos de producción para fijar precios acordes con la realidad económica que permitan la sostenibilidad del sector. "El campo requiere nuevas inversiones y proyectos que incrementen la productividad por hectárea sembrada y de esa manera bajen los costos tanto para el agricultor como para el consumidor final".

Indicó que una de las prioridades debe ser garantizar la recepción y pago a tiempo de la cosecha, así como restringir las importaciones para favorecer la producción nacional. "Debe realizarse un balance nacional de abastecimiento para determinar cuánto es el déficit de cada rubro y con base en esa información permitir eventualmente las importaciones puntuales".

Igualmente, el presidente de Fedeagro dijo que es fundamental que se otorgue una compensación a los agricultores que tuvieron pérdidas el año pasado, por la fuerte sequía del primer trimestre y luego por las fuertes lluvias y las inundaciones que arrasaron hectáreas sembradas de hortalizas, cereales, frutales y otros rubros.

En materia de financiamiento proponen que se mantenga la cartera agrícola, pero que se aprueben créditos mayores para poder comprar maquinaria, insumos y otros equipos que serán más costosos por la devaluación.

"Los productores estamos cautelosos y analizando cómo podremos financiarnos para pagar las deudas pendientes y destinar recursos para los nuevos planes de siembra. Si no hay una rentabilidad que nos permita cubrir estos costos será difícil invertir todo lo que se requiere", explicó Rivas al insistir en que es fundamental revisar los precios y que se le dé un margen mayor a los agricultores.

Otra de las preocupaciones del sector agrícola en 2011 es que se especifiquen las políticas de venta y suministro a tiempo y a precios razonables de semillas, fertilizantes y agroquímicos; que se aclaren las medidas de financiamiento que tiene el sector público para la venta de estos insumos que se requieren para el proceso productivo del sector agrícola primario, según reportó el diario El Nacional.

Fedeagro también expresó su inquietud por el deterioro de la infraestructura agrícola, que incluye vías, sistemas de riesgo y servicios públicos.

La caída de la producción del arroz estuvo afectada por los cambios climáticos y la baja rentabilidad. Después de haber alcanzado en el 2008 la cifra histórica de 230.000 hectáreas sembradas, se redujo a 213.000 en 2009 y luego cayó a 118.000 hectáreas el año pasado. Los productores sostienen que hay un aumento del consumo que puede impulsar la recuperación de la producción en el corto plazo. Exigir a los molinos que adquieran la cosecha nacional para tener acceso a las importaciones y la mejora de la rentabilidad económica de forma progresiva con aumentos de precios pueden reactivar el sector. Fevearroz propone que se realice el balance arrocero para conocer el autoabastecimiento, asumir un programa real de sustitución de importaciones y que se reactive el diálogo entre los miembros de la cadena productiva.

La producción de maíz amarillo y blanco se recuperó levemente, pero no logra abastecer la demanda nacional. Este año se han importado más de 1,2 millones de toneladas del amarillo y 400.000 toneladas del blanco. Otro cereal que requiere de una política de incentivo es el sorgo. Los bajos precios desetimularon la siembra y casi desaparece.

La producción de caña de azícar se redujo 36,2% en 4 años, al pasar de 9,02 millones de toneladas a 5,74 millones de toneladas. Entre 2009 y 2010, el cultivo ha desmejorado, bajó de 7,43 millones de toneladas de caña cosechadas entre 2008 y 2009 a 5,8 millones de toneladas en el ciclo pasado. Las invasiones y la intervención de fincas cultivadas afectaron el sector, además de los bajos precios y la falta de una política de estímulo a la producción. Se han tenido que importar anualmente más de 700.000 toneladas de azúcar cruda para cubrir la demanda nacional. Con la devaluación el país gastará el doble en importaciones. Los productores piden que esos recursos se inviertan en el campo y en reconocer el pago de incentivos.

El alza de 150.000 quintales de café en la producción de este grano no logra satisfacer la demanda nacional. Los caficultores siguen sin una política efectiva que permita recuperar tanto la producción, como la rentabilidad del sector. Se estima que la próxima cosecha 2011-2012 difícilmente llegará a un millón. Tampoco tienen las condiciones económicas y sociales que permitan mejorar la vida de las familias que dependen de este rubro. El consumo se mantiene con importaciones que realiza directamente el Gobierno, mientras que el productor local no recibe un precio justo para elevar la cosecha. "El café en el mercado internacional cerró 2010 en 280 dólares el quintal, si se pagaba a 2,60 bolívares por dólar, cada quintal salía en 728 bolívares al Gobierno, pero ahora con la devaluación tendrá que pagar 1.204 bolívares por saco, mientras que al caficultor local le pagan menos de 600 bolívares pese a que está regulado en 747 bolívares", denunció Vicente Pérez, director de Fedeagro.

La producción de pollo y huevos experimentó un incremento en 2010 que ha permitido abastecer gran parte del consumo. El reto del sector es que el Gobierno cumpla el plan de compra de la producción nacional para sustituir las importaciones de Brasil.

Aunque no se tienen cifras oficiales, Fedenaga sostiene que se importa 50% de los lácteos y más de 58% de la carne de res para atender el consumo nacional. El rebaño ganadero se ha reducido y las intervenciones de fincas amenazan con desaparecer la actividad agropecuaria.

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